A la oposición política y articulistas de la prensa comercial, en plena campaña electoral, se les agotan las argucias que vienen difundiendo, desde la era del cambio, en su intento de lesionar el liderazgo de Rafael Correa con su magna obra social y pretender ahora un mínimo espacio en la renovación de los gobiernos seccionales.
Los columnistas sufridores, sin convencer, repiten hasta causar aburrimiento que en el país imperan la autocracia, el acaparamiento de las funciones del Estado y el insulto oficial. A manera de respuesta: la Asamblea discute, analiza y aprueba. La justicia obra con imparcialidad y sin interferencia. Se llama al orden a los conspiradores, pillos, garroteros, calumniadores y a todos aquellos acostumbrados a quebrantar la ley. Ya abandonaron la nociva campaña con las cansinas frases: “En defensa de la libertad de expresión y la democracia” y “Lucha contra la ley mordaza”. Es que el público lector ha comprobado que no hay censura previa en los medios ni periodistas perseguidos; pero eso sí, rige una ley orgánica de comunicación que obliga al periodista a comportarse con verticalidad, según principios éticos y respeto a sus semejantes, en la elaboración de sus mensajes.
La prensa privada, ahora, con disimulo aprovecha un hecho delictivo aislado para culpar al Gobierno de ese mal social. Ya no grita ni escandaliza que la delincuencia crece indeteniblemente en el país, si los mismos medios de comunicación privados informan que la fuerza pública cumple su misión con riesgo y heroicidad. Las estadísticas reflejan la eficiente acción policial contra ese desvío social, que es un azote que estalla en países de régimen capitalista y en proceso de cambio.
A falta de argumentos válidos para boicotear el proyecto social siglo XXI, dirigentes políticos mediocres, con el apoyo de la prensa ‘independiente’, atrevidamente insinúan la posibilidad de fraude, cuando ni siquiera participarán en la contienda electoral de febrero. La oposición y la derecha arrecian en la campaña electoral en procura de restar espacio al poder de Alianza PAIS que en los 7 años de gobierno de Rafael Correa se ha logrado recuperar la esperanza de un pueblo ávido de justicia social. Se ha remplazado el Estado burgués por el Estado popular ha dicho el Mandatario. Destaca también la transformación en gobernabilidad en el país, tras soportar un período de inestabilidad con seis presidentes en diez años.
La oligarquía, representada en la casi extinta partidocracia, con el auxilio de la prensa comercial, ha invertido millonarios recursos en la campaña, en su angustia por recuperar terreno en los regímenes seccionales, pero como prevé otra derrota, no se descartan sabotajes e insistir en crear rumores de un posible fraude.
Es indispensable que el pueblo siga organizándose en comités activos para defender la construcción de una patria nueva.
La contienda electoral continúa y se avecinan duros enfrentamientos entre los candidatos a las diversas dignidades.
Un llamado a los dirigentes políticos para que, en el fragor de la campaña, se comprometan a practicar la tolerancia, respetar las ideas ajenas y acatar el veredicto popular, como demostración de que vivimos en democracia.