$ 501,11 es en realidad el salario básico mínimo que los empleadores tendrán que desembolsar mensualmente durante 2015, habida cuenta del decimotercero y decimocuarto salario que prescribe la legislación laboral; más $ 29,55 mensuales equivalentes a la 12ava parte del Fondo de Reserva que es un salario más. Y los aportes por vacaciones (medio sueldo o sea $ 14,78 mensuales) y el patronal al IESS calculado en $ 43,08. Un promedio mensual de $ 501,11.
Es el resultado de la decisión del gobierno ante el nuevo y previsible fracaso este año de las negociaciones entre trabajadores y empleadores reunidos en el Consejo Nacional de Salarios -Conades- para fijar por consenso el salario básico unificado (SBU).
Los empresarios, representados por Luis Poveda, ofrecieron un aumento del salario básico unificado de $13,26 o sea de 3.9%, menor que su oferta de $17 del año pasado. Solo tienen en cuenta la inflación.
Los trabajadores, representados por Jaime Arciniegas, mantuvieron su propuesta del año pasado de $30.60 (apenas sesenta centavos más), lo que representa un aumento de 9%, en el que se toma en consideración la inflación proyectada, la productividad de las empresas y la equidad en términos de la redistribución de la riqueza. En esto último parece que los empresarios no están interesados en contribuir a que el país siga disminuyendo la desigualdad salarial y se coloque a la cabeza. Actualmente, ocupa el tercer puesto, según la Cepal y la OIT.
El incremento gubernamental es de solo $ 14 o sea 4,11%, ligeramente superior a la inflación proyectada por el INEC para el próximo año, de 3,9%.
El Ministro de Trabajo arguye que el gobierno tenía que ser responsable en su decisión, en un entorno económico internacional que se complica con la caída del precio del petróleo y la apreciación del dólar frente a otras monedas. Sin embargo, es entendible que los trabajadores queden frustrados en sus expectativas, y habrá casos extremos de pensionados, viudas etc. que dependen de bajos ingresos, quienes no podrán mantener un contrato con una empleada de servicio, lo que requerirá soluciones puntuales.
Mientras la economía global no esté al servicio del hombre, sino este al servicio de la economía, los empleadores seguirán obstinados en no ceder un palmo a un aumento superior a la inflación, negándose a discutir productividad y menos aún equidad en el reparto entre capital y trabajo.
De ahí que el tema de fondo sea la repartición de las ganancias que sigue desproporcionadamente a favor del capital, asunto que ya en otros países comienza a tenerse en cuenta, exigiendo parámetros más justos que controlen ganancias excesivas.
En algunas legislaciones se establece ya un tope salarial para cotizar en los sistemas públicos de seguridad social de desempleo y pensiones. Más aún, hay propuestas de salario máximo por parte de la ‘Economía del Bien Común’, que contempla la imposición de un salario máximo en las empresas de hasta 20 veces el salario mínimo establecido.
Pensamos que en Ecuador, la Asamblea debería debatir la idea de salario máximo y congelar al menos los altos sueldos de los honorables diputados, para ir dando ejemplo de acciones concretas contra la desigualdad salarial.