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El Telégrafo

Rocinante y los quijotes

07 de diciembre de 2013

Entre los vientos saludables del nuevo siglo para el país, muchos de los cuales llegan silenciosos pero persistentes, se halla la revista Rocinante. Se la espera mes a mes por su nutrido, trascendente y agradable contenido. Muchos quijotes recorremos con Rocinante los fascinantes caminos de la información y reflexión sobre la literatura, y nos alimentamos de conocimientos, sentimientos y emociones de la subjetividad literaria mundial yecuatoriana. El alimento universal nos llega para mejorar la construcción artística de la nacionalidad intercultural ecuatoriana. Construcción que debe ser amigable, pero crítica, que asimile y deguste las diferencias, que diferencie la influencia del poder eurocéntrico y cultive lo genuino de nuestra América.

Rocinante trae artículos ligeros de equipaje, como anhelaría don Antonio Machado, sobre autores nacionales e internacionales, y como parte de la campaña Eugenio Espejo del libro y la lectura, además de dichas novedades literarias y los comentarios y observaciones, nos obsequia mensualmente una obra seleccionada.

Así han desfilado los poetas, ensayistas, cuentistas y novelistas, los premios Nobel, generalmente poco conocidos antes de ser nominados, con diálogos o resúmenes, como han desfilado las nuevas promesas nacionales de las que el lector toma nota para conocerlas. Nos deja satisfechos del ‘paneo’ sobre la vida y obra de los autores, como de Alice Munro, a quien muchos, sin oficio, desconocíamos. 

Y se participa de los temas de debate, como aquel sobre la literatura erótica, que diferencia ‘hacer el amor’ de ‘hacer el sexo’, reconociendo el valor de cada uno, en tiempos en que las mujeres, ya nunca más sumisas, no solo que leen sino que también escriben, cada vez más, cualitativa y cuantitativamente, sobre estos temas. Las reflexiones permiten rescatar la estética y el arte en torno a la sexualidad diferenciándola de la pornografía dominada por los intereses del mercado. Rocinante nos lleva, amigablemente, por nuevos y fascinantes caminos literarios.

Quienes, modesta y espontáneamente, como simples aficionados, creemos que debe reconocerse el talento y dedicación de aquellos con oficio, que trabajan infatigablemente para permitirnos caminar, en este caso acompañados de Rocinante, por los antiguos y nuevos senderos subjetivos del arte literario, emocionándonos, ilusionándonos y soñando, queremos dejar un sencillo reconocimiento a Rocinante y un agradecimiento a sus mentalizadores.

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