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El Telégrafo

Río+20, Cumbre de los pueblos: Lo esencial

24 de junio de 2012

“Por el bien del planeta es de esperar que florezca una filosofía más humana, justa y congruente”, lo dice hasta un veterano economista, Abdón Espinosa Valderrama, en Río 2012-Rescate precario. Es el enfoque fundamental, pero no solo en función de lo monetario, bancario y fiscal, como lo propone este autor, sino en función del bien común de toda la humanidad.

Es lo que el Foro Mundial de Alternativas ha propuesto a los movimientos sociales y a las organizaciones presentes en la Cumbre de los Pueblos de Río de Janeiro.

Se trata del proyecto de Declaración Universal del Bien Común de la Humanidad, todavía provisional, cuyo borrador ha sido preparado por el sociólogo François Houtart,  fruto de una elaboración internacional de juristas y líderes sociales; espera recibir observaciones y propuestas antes de su presentación formal durante el Foro Social Mundial de 2013 en Túnez.

En el preámbulo plantea que vivimos tiempos de una crisis multidimensional: financiera, económica, alimentaria, energética, climática, una crisis de sistema, de valores y de civilización, con lógicas de muerte. Tal momento histórico no permite respuestas parciales sino que exige la búsqueda de alternativas. Y concluye que para restablecer los derechos de la naturaleza y construir una solidaridad interhumana al nivel planetario, se impone una nueva iniciativa, destinada a redefinir en una visión de conjunto (holística) los elementos fundamentales de la vida colectiva de la humanidad en el planeta, con el objetivo de proponer un nuevo paradigma del «Bien Común de la Humanidad» y de servir de base a la convergencia de los movimientos sociales y políticos.

O sea: 1- Pasar de la explotación de la naturaleza, como recurso natural, al respeto de la tierra como fuente de toda vida ; 2- Privilegiar el valor de uso sobre el valor de cambio en la actividad económica ; 3- Introducir el principio de la democracia generalizada en todas las relaciones humanas, incluidas las relaciones entre hombres y mujeres y en todas las instituciones sociales y 4- Promover la interculturalidad para permitir a todas las culturas, los saberes, las filosofías y religiones esclarecer la lectura de la realidad; participar en la elaboración de la ética necesaria a su permanente construcción y contribuir en las anticipaciones que permiten decir que “otro mundo es posible”.

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