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El Telégrafo

Rige una sola izquierda

07 de julio de 2012

Si un maestro en el transcurso de su clase inculca a los alumnos la práctica de valores morales para su formación como ciudadanos útiles y profesionales idóneos, ese gesto merece el grato reconocimiento; pero si ese profesor, más tarde, terminada su jornada en el aula, lo observamos embriagado en una taberna acompañado de damiselas, o aparece implicado en un atraco a los fondos institucionales, no solo se trata de un engaño con la falsa palabra, sino de un atentado contra su misión y al principio universal: “La mejor enseñanza es con el ejemplo”. Bien decía Swami Vivekarandi: “Aquella teoría que no encuentra aplicaciones en la práctica, es una acrobacia del pensamiento”.

¿Qué pensarían los ecuatorianos si un ex presidente, trepado en una tarima, que prometía servir al pueblo y hoy enjuiciado por peculado, sarcásticamente, pretende candidatizarse para las mismas funciones? Al igual que otro ex mandatario vestido de militar, defenestrado del poder estatal por incumplir promesas de campaña y traicionar a quienes le entregaron el mando. Los dos ya tienen el veredicto ciudadano.

Descaradamente, algunos integrantes de los grupos que se consideran de izquierda, como el MPD, Pachakutik, también traidores y ambiciosos, en contradicción con sus principios que vociferaban en tribunas y en trifulcas callejeras, hoy de la mano con los adversarios de ayer, se autocandidatizan, para ocupar el sitio destinado para los hombres y mujeres con dignidad. Para todos los que actúan por conveniencia les calza el pensamiento de Leonardo da Vinci: “Los que se enamoran de la práctica sin la teoría son como los pilotos sin timón ni brújula que nunca podrán saber a dónde van”.

La contienda electoral que se aproxima ha creado un ambiente de confusión por el incremento increíble de grupos políticos fusionados en centroizquierda, centroderecha, neutros y otros tantos disparates. En la realidad rigen dos tendencias. La derecha reaccionaria, registrada en la historia para proteger los intereses de la oligarquía y defender el sistema explotador neoliberal; la izquierda, comprometida para luchar por el advenimiento de la justicia social.

Con el liderazgo de Rafael Correa y la Revolución Ciudadana se inauguró la era del cambio en todos sus aspectos, social, económico, educativo en beneficio de los sectores marginados. En la derecha se alinean los que fingen ser izquierdistas, los políticos frustrados, los desertores, traidores, los ambiciosos, los rezagados de la partidocracia, los conspiradores, los periodistas difamadores con el apoyo de la banca, la prensa “independiente” y todo el poder económico.

En la izquierda, con la dirección de Rafael  Correa, militan el pueblo, los estudiantes, trabajadores, indígenas, las mujeres, intelectuales y periodistas que aceptan el cambio como el único camino para mejorar la vida de los ecuatorianos.

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