La Federación Latinoamericana de Bancos (Felaban), el 26 de octubre de este año 2012, acciona las alarmas al emitir un comunicado de prensa en el que, entre otras cosas, manifiesta: “La Felaban hace pública su profunda preocupación ante el reciente anuncio del señor Presidente de la República del Ecuador, Econ. Rafael Correa, en el sentido de financiar un aumento del Bono de Desarrollo Humano, con las utilidades del sistema financiero privado de ese país, mediante una reforma tributaria a ser aplicada a los bancos privados de Ecuador”.
“(…) La banca privada cumple un importante rol en el desarrollo de la economía de un país y su principal tarea es la de resguardar los dineros de los depositantes para administrarlos con prudencia. La probable eliminación de las utilidades afectará al fortalecimiento patrimonial del sistema bancario e incidirá en que no se puedan seguir generando actividades productivas (…)”.
Días más tarde, el peruano José Rivera, presidente saliente de Felaban, presenta a la prensa un documento que tuvo amplia difusión: “Del 17 al 20 de noviembre la ciudad de Lima acogerá la XLVI Asamblea Anual de Felaban, un encuentro de categoría mundial que reunirá a más de 1.500 representantes de la institucionalidad financiera global. Esta edición de nuestra asamblea anual será un acontecimiento especial. Contaremos con un selecto grupo de conferencistas, entre los que destacan el Premio Nobel Mario Vargas Llosa, paladín del libre mercado, y el economista Nouriel Roubini”.
Por lo expuesto en la conferencia “Batallas por la libertad”, se puede deducir que Vargas Llosa no conoce que en la soberana República del Ecuador los bancos pagarán el impuesto sobre las utilidades como todas las demás instituciones y empresas. Mediante ley, las exenciones tributarias no van más para el sector financiero.
La Constitución del Ecuador -aprobada por el pueblo en 2008- en su artículo 308 dice: “Las actividades financieras son un servicio de orden público, y podrán ejercerse, previa autorización del Estado, de acuerdo con la ley”. Además, señor conferencista, para que no se repita la tragedia que sufrimos los ecuatorianos en el año 1999 (los fondos depositados en los bancos privados “desaparecieron”) nuestra Constitución, en la parte final del ya citado artículo 308, dispone: “Se prohíbe el congelamiento o la retención arbitraria o generalizada de los fondos o depósitos en las instituciones financieras públicas o privadas”.
El “paladín del libre mercado” seguramente debe conocer que la tragedia griega clásica fue escrita por Esquilo, Sófocles, Eurípides. No obstante, da la impresión de que no se ha enterado de que la tragedia griega de estos días fue escrita por el FMI y el Banco Mundial. Llegó el tiempo de las batallas por la verdad.