El siglo XXI ya ve la presencia crucial, con nuevos roles, de los adultos mayores. La limitada idea de que “hay que cambiar a los viejos por jóvenes”, y la disposición absurda de que “quien cumple 70 años debe irse a su casa”, se considerarán, en el futuro, como una grave equivocación, pues las medidas deben analizarse por razones de calidad de los aportes, más allá de las consideraciones de edad o de interés económico.
Los cuatro ejemplos siguientes deben servir para que leamos a sus autores y sobre sus autores, y reflexionemos sobre sus aportes. Son tres octogenarios, entre ellos una mujer, y dos nonagenarios. El premio Nobel de Literatura de este año fue para Alice Munro, de Canadá, que tiene 82 años de edad y que ha escrito varios libros de cuentos excepcionales.
Los otros dos son también premios Nobel, de Física, el británico Peter Higgs y el belga Francois Englert, de 84 y 82 años, respectivamente, descubridores de la “partícula de Dios” como se llama a la primeramente formulada como hipótesis por Higgs en 1964, y que lleva hoy su nombre.
Los nonagenarios son Stéphane Hessel y Edgar Morin, que han escrito una trascendental obra “El camino de la esperanza, una llamada a la movilización cívica” (epub, eBooks, 11 12 12, en la versión electrónica).
Hessel nació en Berlín el 20 de octubre de 1017, por lo que en octubre cumple 96 años, mientras Edgar Morin tiene 92 años, pues nació en París el 8 de julio de 1921. Morin, quien visitó recientemente Ecuador, ha escrito varios libros y es autor de la corriente de “pensamiento complejo”, que propone que “el todo es más que la suma de las partes”, es decir que “todo tiene que ver con todo” como plantea la filosofía andina del Buen Vivir, reciprocidad, la complementariedad y correspondencia.
Consideramos que muy probablemente estas ideas contribuyeron a inspirar a Edgar Morin en sus múltiples viajes al Abya Yala o nuestra América, a la que tanto admira y estima. Efectivamente, el libro de marras es una propuesta ética que tiene que ver con lo que por acá denominamos el Buen Vivir o la calidad de vida, sustentada en la satisfacción de las necesidades humanas, como derechos.
La característica del pensamiento de los adultos mayores es la sabiduría, que se la adquiere con la formación y la experiencia. Por eso, ellos merecen nuestro respeto.
Ventajosamente algunas universidades ecuatorianas han iniciado ya sus programas de la Universidad del Adulto Mayor, para que abramos nuestras propias líneas de pensamiento y acción.