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El Telégrafo
Oswaldo Ávila Figueroa, ex docente universitario

Rescate de valores es tarea de todos

22 de febrero de 2014

A todos en general se les reserva la responsabilidad y el compromiso de contribuir, permanentemente, en la recuperación de los valores perdidos e ignorados en el tiempo, por el quebranto de la institución familiar; en gran parte de los maestros, que no asumieron en su momento acciones de orientación de la conducta de sus alumnos y el escaso aporte  de los gobiernos y medios de comunicación para lograr un cambio de actitud de la juventud en su tránsito por caminos equivocados.

Las naciones, para vivir en un ambiente de paz, comprensión, confianza, de respeto al prójimo y sin violencia, aparte de su estructura socioeconómica, dependen y responden a un proceso formativo de sus habitantes, desde el hogar, escuela y medios sociales. El maestro, en todos sus niveles, en su condición de guía, orienta la conducta con su ejemplo, pero este compromiso moral se desvió, en muchos, casos, por el acoso y afán de lucro.

El irrespeto y la violencia se han extendido en todos los sectores, hogar, estadios y centros de diversión, entre otros, aparentemente, sin que a nadie le preocupe, como si  se tratara de hechos  normales. En algún momento parece que se ha perdido todo indicio de esperanza por  encontrar prontas soluciones.

La presencia de pandillas juveniles y el consumo de drogas no es problema reciente; ahora, ese desequilibrio social se acentúa con mayor incidencia en la población pobre y abandonada, por la irresponsable indiferencia en el tratamiento de esos terribles males. Hoy ya se han emprendido acciones programáticas, principalmente en los colegios para intentar erradicar ese espectro social. Hay que recordar que  toda labor que se proyecte para combatir esos desórdenes, merece, inaplazablemente, el apoyo de la colectividad. Algunos medios de comunicación privados practican el sensacionalismo, tendencia por exagerar o escandalizar los hechos, principalmente, delictivos, para causar impacto en el público con el consiguiente error de exaltar la audacia de rufianes y de sicarios famosos. Ese estilo de hacer periodismo profana el valor moral, promueve la violencia y exalta, sin quererlo, el delito.

Se recuerda que la función del periodismo es informar y opinar tomando como base la verdad y a motivar la práctica de los valores como la paz, la justicia y el respeto a sus semejantes.

Es innegable que la ambición y el dinero diseñan negativamente la conducta del ser humano y obligan a pensar en una reconquista de valores. En la selección de los nuevos maestros se debe considerar, especialmente, sus dotes morales, para garantizar una formación adecuada de las venideras generaciones.

Aunque hay que reconocer que continúan en funciones, maestros que entienden y cumplen su alta misión.
Insistimos que, en el rescate de los valores, es obligación el aporte cívico y desinteresado de todos: Gobierno, maestros, padres de familia y  medios de comunicación, prensa, radio y televisión.

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