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El Telégrafo
Andrés Ricaurte

República Federal del Ecuador ¿Es posible?

14 de julio de 2022

Recientemente, Jaime Nebot brindó un discurso en el que planteó el federalismo como una alternativa a la difícil realidad nacional, evidente después de las tres semanas de movilizaciones llevadas a cabo durante junio de 2022, que dejaron millonarias pérdidas para el país, pero sobre todo una marcada polarización de los distintos sectores de la población.

Bastaron minutos para que en las redes sociales se repliquen abundantes comentarios a favor y en contra de esta propuesta, los que en su mayoría decayeron en una cuestión eminentemente política, sin argumentación o reflexión, sino basadas en la característica falta de pragmatismo como un mal típico de nuestra sociedad.

El federalismo es una forma de Estado que apunta hacia la autonomía real de las unidades administrativas que conforman al Estado. Hablamos de real, porque procura que, partiendo de una Constitución para todo el territorio nacional, con instituciones centrales básicas y que determine cuestiones generales como relaciones diplomáticas, seguridad, política monetaria y otros aspectos que pueden ser debatidos; cada una de las federaciones que lo conformen, estén en la capacidad de regular sus propias competencias, garantizando que la población que comparte territorio, en regiones que se caracterizan por rasgos lo suficiente homogéneos, busquen su propio desarrollo a través de normativa y políticas públicas propias, pertinentes, oportunas e independientes; en lo que tiene que ver con la administración de sus recursos y fiscalidad, competencia plena en materia de educación, cultura, salud, movilidad, recursos naturales y producción en general, por medio de los cinco sectores de la economía que estarían bajo su directa responsabilidad.

Este sistema representa también una oportunidad histórica, es la forma de devolver a zonas tradicionalmente excluidas la dignidad que merecen, por medio de los recursos que por derecho les corresponden y que siempre han ido a parar en las manos de la burocracia centralista.

Finalmente, el federalismo constituye también una oportunidad para quitarles el poder a los políticos. Por eso, desde la academia y la sociedad civil, no podemos permitir que esta discusión se convierta en una bandera de determinados partidos, como parece que ahora quiere hacerse, lo que, además, en caso de lograrse, desembocaría en un federalismo mediocre tal como son los casos de Argentina o México.

Pensar en la República Federal del Ecuador no solo es posible, sino también necesario. Ahora, llegó el momento de actuar, la Asamblea Constituyente es el camino.

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