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El Telégrafo
Gustavo Pérez Ramírez

Reparación de las víctimas de la violencia

24 de agosto de 2014

El diálogo sobre la reparación a las víctimas iniciado en La Habana entre el Gobierno y las FARC, uno de los cinco temas en busca de un acuerdo de paz, no es solo para obtener la verdad sobre estas y que sus víctimas sean reparadas. Se trata de buscar la verdad integral, sin la cual no habrá paz, y quedarían en la impunidad los crímenes cometidos por la violencia estatal que dio origen al círculo vicioso de terror. Violación sistemática de derechos humanos en menoscabo del pueblo, desposeído de lo más elemental, además de falsos positivos, desapariciones forzadas, ejecuciones extrajudiciales, una cadena interminable de violaciones de derechos humanos, en la que entran paramilitares, narcotraficantes y otros grupos ilegales, en íntimo maridaje.

Por lo tanto, es arbitrario partir de 1958, como pretende el Centro Nacional de Memoria Histórica, o sea a partir de la fundación del Frente Nacional, con el que conservadores y liberales se repartieron el poder por 16 años hasta 1974, superada la dictadura del general Gustavo Rojas Pinilla, estableciendo un gobierno de coalición, que pretendía terminar con la violencia fratricida generada por la polarización bipartidista en Colombia por más de un siglo. Así, de un tajo se echan al tacho de la historia los horrores cometidos por las oligarquías conservadoras y liberales ‘a sangre y fuego’ contra los campesinos conservadores y liberales, en un genocidio en el que la misma Iglesia está comprometida por los curas que, desde los púlpitos, proclamaban que no era pecado matar liberales.

El problema es altamente complejo, no debe politizarse ni segmentarse. Sin la verdad total no habrá reconciliación y perdurará la impunidad.

En la década del 40 del siglo pasado surgió Jorge Eliécer Gaitán en busca de la restauración moral de la República y a empoderar al pueblo, pero las oligarquías se opusieron, le dieron muerte e intensificaron el genocidio contra el pueblo gaitanista, que también requiere reparación.

Los sucesivos gobiernos siguen empeñados en un ‘memoricidio’, como lo denuncia valiente y persistentemente su hija, Gloria Gaitán, a quien han marginado de las delegaciones que están viajando a La Habana, a pesar de que su voz es “la de los huérfanos, las viudas, los hermanos, amigos y demás familiares que, por ser gaitanistas, se convirtieron en víctimas del Estado”.

Con todo, el presidente Santos ha dicho: “Si queremos paz en este país, no podemos comenzar a segmentar, solamente estas víctimas o estas víctimas no. El conflicto es uno y la solución al conflicto es una. Y por eso se debe oír a todas las víctimas (…), si queremos paz, tenemos que escuchar a todas las víctimas”.

Señor Presidente, le diría Gaitán, como otrora al presidente Mariano Ospina Pérez: “Nuestra bandera está enlutada y esta silenciosa muchedumbre y este grito mudo de nuestros corazones solo os reclama: ¡que nos tratéis a nosotros, a nuestras madres, a nuestras esposas, a nuestros hijos y a nuestros bienes como queráis que os traten a vos, a vuestra madre, a vuestra esposa, a vuestros hijos y a vuestros bienes!”.

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