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El Telégrafo
Ximena Ortiz Crespo

Regreso a clases

28 de agosto de 2021

¿Cómo es que algo tan común como ir a la escuela puede volverse abrumador y preocupante para los padres de familia? La mayoría de niños/as han estado aprendiendo en línea, pero a medida que pasa el tiempo se vuelve cada vez más evidente que los niños necesitan volver a las rutinas escolares previas a la pandemia.

En la semana próxima, 112.269 estudiantes retornarán a clases presenciales y semipresenciales en el régimen educativo de la Sierra-Amazonía en Ecuador. La Ministra de Educación dice –y estamos de acuerdo con ella– que es una buena noticia. Desde hace meses la Unicef ha venido solicitando al gobierno que los niños vuelvan a clases. Veamos las razones educativas para apoyar ese retorno.

Durante la pandemia de la COVID-19 los niños de todo el mundo han perdido un promedio de 74 días de educación debido al cierre de escuelas y a la falta de acceso al aprendizaje a distancia. En marzo, la ONG Save the Children confirmó que, del año escolar global –que tiene un promedio de 190 días–, más de la tercera parte había sido recortada. No es solo la educación la que ha sufrido: estar aislados en casa también es malo para la salud física y mental de los niños.

Además de los efectos dañinos desde el punto de vista de la salud –lo dice la Unicef–, los niños que no asisten a la escuela están expuestos a un mayor riesgo de violencia doméstica, trabajo infantil, embarazo de niñas y otras formas de abuso. La niñez de las clases más empobrecidas es más probable que se vea atrapada en un ciclo de pobreza por generaciones.

Para los educadores, la pérdida de habilidades sociales, de hábitos de disciplina y trabajo, de manejo del tiempo son aspectos clave en la decisión del retorno de los niños a las aulas. Los pequeños requieren tener responsabilidades sobre sí mismos como la de manejarse dentro de un transporte escolar, hacer una fila para recibir alcohol en las manos o llegar a tiempo a clase.

Hay factores positivos de la enseñanza en el aula que la educación en línea no puede reemplazar. En la sección Educación del periódico India Today del 5 de julio de 2017 se mencionan algunos de ellos: el entorno del aula promueve el aprendizaje colaborativo, mejora las habilidades sociales, las de pensamiento crítico y las organizativas, mantiene a los estudiantes estimulados y ofrece al/a la maestro/a la posibilidad de modificar el estilo de enseñanza de acuerdo a las aptitudes de los alumnos.

Estar en el aula física aumenta la conciencia del estudiante sobre cómo aprenden los demás, lo que le permite captar los conocimientos de manera más efectiva, transformándolo en un actor entusiasta. Además, la educación presencial brinda a los estudiantes la oportunidad de participar en debates en vivo en los que se ven obligados a utilizar sus habilidades de pensamiento crítico para formular argumentos. Dentro del aula los niños y jóvenes experimentan interacciones con sus compañeros y maestros, lo que les obliga a actuar socialmente, una habilidad básica para la vida. En cuanto a las destrezas organizativas, India Today señala que “en un salón de clases en vivo, los estudiantes aprenden a organizar su tiempo, priorizar sus asignaciones y hacer sus deberes”.

La presencia física de un profesor es un factor que mantiene a los estudiantes estimulados y alerta, y las actividades interactivas permiten a los alumnos retener más. Por otro lado, los profesores en el aula pueden modificar su estilo de enseñanza en función de los tipos de aprendizaje de los alumnos: para los que captan mejor mediante el aprendizaje visual, los gráficos son ideales, mientras que las representaciones pueden ayudar a los alumnos que lo hacen a través de estímulos auditivos.

La enseñanza en el aula inculca habilidades para la resolución de conflictos y las presentaciones en público, y desarrolla el espíritu de equipo, la solidaridad y la interculturalidad. Todas las experiencias en la clase son valiosas para moldear la comunicación y escucha de los estudiantes, así como para crecer y madurar emocionalmente.

Las ventajas de la educación presencial que hemos revisado contrastan con los desafíos de la educación en línea. Principalmente, la de contar con los equipos y la conectividad permanente, al igual que la lucha por concentrarse en la pantalla durante largos períodos de tiempo. La falta de interacción física con maestros y compañeros produce en los niños una sensación de aislamiento y ansiedad. A muchos padres les preocupan, además, los peligros para los chicos que pasan una desmesurada cantidad de tiempo mirando una pantalla, lo que afecta su capacidad visual o crea problemas físicos debido a que permanecen encorvados frente a las pantallas. 

Desde aquí deseamos la mejor de las experiencias a niños y profesores en este retorno a las clases presenciales. Será con seguridad la ocasión para refrescar sus mentes y sus cuerpos. ¡Que todo salga bien en este empeño!

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