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El Telégrafo

Reflexiones sobre el socialismo del siglo XXI

13 de julio de 2013

El hundimiento de la Unión Soviética y de los países de Europa encasillados en lo que se llamó el “socialismo real” significó un acontecimiento de extraordinaria importancia y constituye un reto para reflexionar sobre las causas de su fracaso y las posibilidades de un socialismo diferente.

La preocupación se encuentra en si fracasó el socialismo o tan solo un tipo de socialismo, un modelo de socialismo. Nos inclinamos más a esta segunda opción.

Considero que las diferentes opiniones y reflexiones que se expresan en diferentes medios sobre lo que se llama socialismo del siglo XXI más lo son como una intención, un deseo, que un planteamiento teórico alternativo.

En la etapa que se encuentra la humanidad en la primera década del siglo XXI, más se ha avanzado al haber experimentado el fracaso del modelo neoliberal en la década de los años 90 que por propuestas teóricas alternativas que urgentemente requieren plantearse.

En el libro “El derrumbe del modelo eurosoviético, visión desde Cuba”, de un colectivo de autores, publicado por la editorial Félix Varela, 3ª edición, Cuba, 1996, en la página 226 se señalan múltiples problemas en la aplicación del socialismo, de los cuales existen dos que considero de fundamental importancia, que son:

“ch) El rezago que caracteriza el desarrollo de las ciencias sociales y del pensamiento teórico con relación a la experiencia histórica y perspectivas de la revolución.

d) La falta de cultura en la gestión económica y productiva”.

A lo anterior tengo que señalar que los problemas mencionados tienen que ver con el desarrollo del pensamiento y la organización social con relación a determinadas etapas de evolución de la humanidad. Mi hipótesis es que, en el mundo capitalista, las fuerzas que se encuentran a la vanguardia utilizan lo más avanzado de la ciencia, la tecnología y la organización empresarial, unido a lo más atrasado del desarrollo humano y, por tanto, existe un hiperdesarrollo científico-técnico acompañado de una atrofia moral y espiritual.

En cambio, hasta ahora, en las diferentes experiencias socialistas, por un lado, se da lo más elevado de un pensamiento humanista, de solidaridad, unido a un voluntarismo y los mejores deseos, pero que lamentablemente no están acompañados del mayor desarrollo de las fuerzas productivas y de los sistemas de gestión que garanticen el desarrollo óptimo de las potencialidades humanas.

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