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El Telégrafo

Reelección, alternabilidad y meritocracia (6)

09 de agosto de 2014

La meritocracia es una forma de gobierno basada en el mérito. El mérito incluye la inteligencia, aptitudes, talentos y el esfuerzo. Debe excluirse criterios de clases sociales, riqueza, etnia, sexo y edad. Según Louis M. Morfaux: “Es el derecho moral a una recompensa que corresponde a quien ha cumplido el deber, tanto más grande cuanto más difíciles hayan sido los obstáculos a vencer para conseguir dicho cumplimiento (sacrificio del interés propio, privación, sufrimiento físico y moral, lucha contra las inclinaciones o las pasiones, etc.)”. A nivel mundial, la meritocracia es más una aspiración que una realidad. Geoff Colvin, en el libro El talento está sobrevalorado, reduce la importancia del talento en diferentes actividades. El talento es muy importante, pero no es lo determinante para el éxito personal. Lo determinante de un rendimiento extraordinario es una práctica deliberada de alto nivel en una forma sostenida por una pasión que impulsa continuar exigiéndose, sintiendo placer en lo que se hace, aunque no exista obligación. En la economía, y más en la política, es muy difícil.

-prácticamente excepcional- encontrar personas que obtengan rendimientos extraordinarios con menos de 30 años, a diferencia de los deportes, el arte, la matemática y la física, donde se encuentran muchos casos.

El libro Maestría, de Robert Greene, debe ser leído por toda persona que quiera ser dueña de su destino para obtener metas extraordinarias en cualquier campo. Nos señala cómo encontrar el camino para que nuestras potencialidades nos conduzcan a la grandeza, a la trascendencia, para llegar a la cima y poder mantenernos en ella por mucho tiempo. La maestría es un proceso que arranca con descubrir una gran pasión o predilección, aplicar una gran concentración y energías en años de estudios y ejercitación, desarrollar habilidades sociales y políticas para sostenerse en un prolongado y deliberado proceso que permitan soportar las penalidades de los múltiples obstáculos en la aplicación del procedimiento.

En los actuales momentos de decadencia y esperanza, es de extraordinaria importancia poner en manos de quienes han llegado a la maestría los más grandes problemas donde están en juego la supervivencia de la naturaleza y la prosperidad de la raza humana. En última instancia corresponde a los políticos tomar las decisiones que lleven a la catástrofe o la salvación de las comunidades, países, regiones, la humanidad y el planeta.

Existe un mito que la neurociencia ha derribado: que al transcurrir el tiempo, y especialmente en la tercera edad, las personas sufren un deterioro mental y en las actividades que realizan. Se ha comprobado que el deterioro lo es en otras actividades y no en el área que demuestra la maestría que se seguirá manteniendo mientras se continúe practicando intensamente. Con palabras de Robert Greene: “Al dirigirte a la maestría acercas a tu mente a la realidad y la vida misma. Todo lo vivo se halla en estado continuo de cambio y movimiento. En cuanto te sientas a descansar creyendo haber alcanzado el nivel que deseabas, una parte de tu mente entra en una fase de deterioro. Pierdes una creatividad arduamente obtenida y los demás empiezan a sentirlo. Este es un poder y una inteligencia que deben renovarse en forma permanente, de lo contrario se extinguirán”. En ese momento recién debe ser retirado o retirarse dignamente el maestro y el dirigente.

En la función pública, nadie debe ser reemplazado, mientras no aparezca una persona con más mérito para ese cargo.

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