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El Telégrafo
Fabrizio Reyes De Luca

Reedición de la Guerra Fría

11 de septiembre de 2014

Cuando los economistas estadounidenses Paul Sweezy y Paul Baran publicaron su libro sobre el capitalismo monopolista, facilitaron el mejor instrumento para interpretar la Guerra Fría y cómo esta se convertía en un canal para promover un mercado de estructura monopólica, convirtiéndose en un referente intelectual en el mundo, ya que permitió entender que tal acontecimiento no era tan solo una amenaza sino el surgimiento de uno de los mercados más poderosos, como lo es la oferta y demanda de armas, para el control económico, ideológico y político.

La Guerra Fría abarcó el período que se inició con el final de la Segunda Guerra Mundial y concluyó con la caída del muro de Berlín en 1989, lo que generó un enfrentamiento entre EE.UU. y la ex Unión Soviética, aunque nunca llegaron a usar las armas con que se amenazaban, sino que más bien se estableció una discusión sobre la determinación de las aéreas de influencia de cada bloque.

Al terminar la Segunda Guerra Mundial, en el mundo se destinaron 48 mil millones de dólares en gastos militares, cifra que subió en 1972 a 240 mil millones, y en 1990 se situó en 1,4 billones de dólares. Este incremento tiene su explicación en la adquisición de armas nucleares y el desarrollo de alianzas militares como la OTAN y el pacto de Varsovia.

Así, para 1960, los gastos militares de EE.UU. representaron un 9,3% del PIB; en 1970 un 8,1%; en 1980 el 4,9% y en 1990 un 5,2%; mientras que en el bloque soviético fueron de 11,1% en 1960, 12% en 1970, 12,8% en 1980 y de 14,3% en 1990; en total, EE.UU. y la URSS gastaron 10 billones de dólares cada uno durante la Guerra Fría. Pero, ¿qué sentido tienen los gastos militares si la Guerra Fría ya finalizó?  

Sorprendentemente, los gastos militares en el mundo han superado los del período de la Guerra Fría, por ejemplo, a junio de 2014 estos crecieron a 1,86 billones de dólares, siendo que EE.UU. y Rusia destinan el 4,4%, China 2,1%, Reino Unido 2,5%, Francia 2,3%, Italia 2%, Alemania 1,8% en relación al PIB.

La interpretación económica del gasto en armamentismo se explica en el hecho de que este es la sustentación de la guerra como instrumento de dominación política de las grandes potencias. Mientras que la producción de armas es la expresión de una mercancía que rompe con la ley de la oferta y la demanda, en la que la tecnología se explota de manera intensiva orientada a dominar el mercado y la opinión pública.

En consecuencia, se entiende mejor el dominio en las redes de Microsoft, Facebook y Amazon, lo cual nos permite comprender la lógica de que Facebook haya adquirido a Instagram en 1.000 millones de dólares y a WhatsApp en 19.000 millones, mientras Microsoft compra a Nokia, desatándose así las compras en las comunicaciones y aplicaciones tecnológicas, las cuales son utilizadas para el espionaje masivo de los gobiernos, reeditando así una Guerra Fría en el siglo XXI, sin confrontaciones bélicas ni ideológicas entre las potencias, sino tecnológicas y financieras.

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