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El Telégrafo
José Emilio Vásconez

Rechazar el “Splinternet”

07 de junio de 2022

En octubre de 1969, la universidad de Standford logró conectar por primera vez, una computadora de su centro de investigación, a otra computadora en la UCLA. Cuatro años más tarde, la Universidad de Londres lograría conectar su laboratorio de investigación geopolítica, a un centro noruego de estudios geográficos. Con estos hitos, se fundaría el ARPANET, y las primeras formas de conectividad global, o lo que hoy conocemos como Internet. Lo que en ese entonces sería una hazaña tecnológica, hoy en día es una característica esencial en cada una de nuestras vidas. Cada minuto se envían más de 190 millones de correos electrónicos alrededor del mundo. El contenido subido a Tik-Tok y Youtube asciende a más de 700 horas por minuto, y se estima que cada ochenta segundos se suben más de 500 mil fotografías y videos a las plataformas de Facebook e Instagram. ¿Por qué esto es importante para la Geopolítica?

 

Sin duda, nuestra realidad se construye a través de la información que obtenemos de internet. Desde la noticia falsa que circula en nuestros grupos de WhatsApp, hasta las bases de datos que se usan para la investigación científica más rigurosa. Mucho de lo que pensamos y sentimos, así como nuestras acciones diarias, están sustentadas en premisas que encontramos en internet. Tanto nuestra percepción sobre determinado fenómeno global, como nuestra convicción ideológica por algún discurso político, están definidos por razonamientos lógicos previos, que se concluyen después de procesar infinitas cantidades de información proveniente de la conectividad global. Entonces, ¿qué pasa cuando la población está expuesta a determinado tipo de información, y tiene acceso limitado a otras fuentes? Exacto. Los valores de la cultura occidental moderna pueden ser amenazados por regímenes autoritarios que limitan a sus ciudadanos el acceso a información o les darán información falsa (fake news), y por ende, los encaminarán a defender determinado régimen político.

 

Además de la guerra informática durante la primavera árabe, la primera invasión de Rusia a Crimea en 2014, el hackeo chino a las bases de datos de Boeing en Estados Unidos, o las amenazas iraníes para introducir contenido oscuro en Google, quizás, el ejemplo más conocido es la participación de hackers rusos financiados por Putin y la oligarquía de ese país para distorsionar la información y favorecer la candidatura de Donald Trump durante las elecciones 2016 en Estados Unidos. Después de introducir una serie de discursos falsos en contra de Hilary Clinton y el partido demócrata, el apoyo a Trump fue inminente. Asimismo, el apoyo a su postura anti-globalizadora y contraria al multilateralismo económico. Como resultado de esto, la mayor amenaza que tiene el actual Presidente, Joe Biden, no es lidiar con las amenazas autoritarias de Putin o Xi Jinping, sino con una sociedad estadounidense completamente fragmentada y dividida, gracias a la distorsión de información en internet. Por esta, y varias otras razones, es urgente rechazar la división de internet o “Splinternet”, y asegurar los valores científicos del proceso civilizatorio para el acceso a la información.

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