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El Telégrafo
Oswaldo Ávila Figueroa, ex docente universitario

RC rescata valores extraviados

28 de junio de 2014

La ambición del poder, la riqueza y la búsqueda del placer diseñan negativamente el comportamiento del ser humano. Lamentablemente, en tiempo pasado y casi sin esperanza, los jóvenes transitaron, indiferentes, en un medio inhóspito, carentes de buenas lecciones y ejemplos de gobernantes, maestros y dirigentes políticos, que lo ayuden a entrar al proceso formativo de su integridad personal. La conducta de los ecuatorianos es el reflejo de lo que es el país.

Asimilan, a través de los medios de comunicación comerciales, todo lo que se publica, según los intereses y compromisos empresariales en complicidad de la derecha política. Ese ciclo, por su propia brutalidad y contradicciones, se ha ido cerrando, paulatinamente y correspondió al gobierno de la Revolución Ciudadana abrir la era del cambio de actitud de los nuevos gobernantes, maestros, dirigentes políticos y medios privados: y en otra dimensión, crear obras sociales, empleos y definitivamente, eliminar la pobreza extrema. Se volvía impostergable el advertimiento de un régimen que estructure un moderno orden que establezca condiciones apropiadas que permitan la convivencia social y la felicidad de todos.

Terminó para siempre el secuestro de la educación en poder del MPD, y hoy, ya se vive la transformación del sistema educativo y su desarrollo paulatino por etapas, hasta terminar con los vicios del pasado e imponer nuevos estándares para obtener una excelente calidad de la enseñanza. La prensa comercial siempre calla las acertadas decisiones del Gobierno y exagera los deslices, muy propios del cambio, en su intención de alentar a la oposición derechista conservadora, que arrecia sin desmayo por recuperar el ‘paraíso’ ya perdido.

Los hombres y mujeres, según su modo de pensar y obrar, diseñan su propia ruta. Sus acciones ajustadas a la moral los orientan al éxito profesional; y las reñidas contra la ética los ubican en el fracaso y repudio ciudadano. La intención de la partidocracia de seguir operando en la contienda no prospera, porque yace en el desprecio público por su deslealtad y falsas promesas.

Ya funcionan leyes en el sector educativo que establecen sanciones a la deshonestidad académica y a la politiquería; y en el sector comunicacional, observación y sanciones a los periodistas o empresas que se alejen de su misión: decir la verdad, no injuriar y orientar en el marco de la ética, moral y el manejo fiel de sus fuentes.

No cabe duda de que la Policía Nacional ha sido criticada por la conducta irregular de algunos de sus miembros, pero es digno de reconocer la heroicidad y sacrificio de la mayoría, por cuidar bienes, ofrecer seguridad y proteger la vida de los ecuatorianos. El gobierno del Buen Vivir, desde sus inicios, se concentró en depurar la administración pública y sus instituciones, entre ellas la Policía Nacional. Hoy ha entrado en proceso de control y sanciones para servir mejor a la sociedad.

Se entiende que el valor solidaridad es la colaboración mutua para conseguir un bien común. Este Gobierno considera que es fundamental la solidaridad, porque así hará factible llevar adelante el proceso de cambio.

Se ha dicho con precisión: “Si hay una causa en la que creemos y sabemos que podemos colaborar, no vacilemos en hacerlo”.

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