La situación que atraviesa el Municipio de Quito debe terminar. Los ciudadanos ya cumplimos con accionar el proceso de remoción y poner fin a una nefasta administración.
La salida de Jorge Yunda es inminente, pero mientras abusa del derecho y usa sus tentáculos en la justicia, el Concejo Metropolitano se “yunde” pues ni los siete concejales que asisten a las sesiones tienen certeza de su legitimidad.
La situación se agrava y para usar los términos del ajedrez, el exalcalde de forma estratégica usó uno de sus peones para que lance dardos contra los ediles. Así, pese a evidenciar desconocimiento jurídico y sin vergüenza alguna, desde la Procuraduría se amenaza a los concejales con iniciar procesos “administrativos sancionatorios” inexistentes en la ley.
Después de ello Yunda consigue llevarlos a su terreno para el show, pues un contador de chistes no le teme al ridículo. Esto dentro de la estrategia de desgaste planificada por el equipo del exalcalde, con el fin de evitar la posesión de su propio vicealcalde, lo que denota una disputa personal en donde los intereses de la ciudad no caben.
La oposición dentro del Concejo Metropolitano deberá ajustar sus herramientas, repensar su accionar y demostrar que tienen el liderazgo necesario para liberar a Quito de la corrupción.
Pero todos los concejales deben demostrar capacidad y madurez política para dirigir la ciudad; si no lo hacen no deberían prepararse para asumir absolutamente nada. Si el Concejo no lo hace, nuevamente nos tocará a los ciudadanos hacer ese trabajo.
La salida del conflicto también está en manos de las autoridades, el Tribunal Contencioso Electoral debe hacer respetar sus decisiones; la Fiscalía General del Estado deberá actuar en los casos que investiga; y el Sistema de Justicia deberá intentar ser honesto, pues tal es la desconfianza en los jueces, que nos toca poner velitas a los santos para que resuelvan en derecho.