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El Telégrafo
Juan Cárdenas Espinoza

Columnista invitado

Quisieron hacer el agua lodo

Columnista invitado
19 de marzo de 2014

En pleno aniversario 86 del IESS, que nació como una cajita de pensiones, sus detractores agazapados en los medios mercantilistas, que suspiran por la privatización de la seguridad social para hacer grandes negocios como en la década de los noventa cuando se alzaron con los bienes del Estado, han salido con la falacia de que el IESS estaría al borde de la quiebra y por eso quiere obligar a afiliarse a todo el mundo.

Pretenden desvirtuar la incontrastable verdad de que el Instituto ha consolidado sus multimillonarias reservas que ya no permanecen en bancos del exterior, financiando el esplendor del imperio por el entreguismo de los vendepatria, sino que se invierten en sectores estratégicos, como el petrolero, minero e hidroeléctricas, con una alta y segura rentabilidad que permite blindar el financiamiento de todas las prestaciones a las que tienen derecho los asegurados.

Los enemigos del IESS, en su empeño por hacerle daño, se valieron de la Resolución 464 para levantar el escándalo con el infundio de que el Instituto va a obligar a todos los que tengan una actividad económica a afiliarse, con una campaña persecutoria y policial.

Nada más falso y tendencioso. Se trata de una resolución que permite la aplicación de la Ley de Seguridad Social que permaneció en letra muerta desde  2001, disponiendo que la población económicamente activa sin relación de dependencia pueda afiliarse voluntariamente al Seguro General Obligatorio, aportando el 20,6% de lo que considere sus ingresos; eso sí, no podrá aportar por menos del salario básico unificado de 340 dólares.

Una es la afiliación obligatoria de los trabajadores y empleados en relación de dependencia, con un empleador que tiene el deber, bajo pena de cárcel, de afiliarlos desde el primer día de labores. En este caso el asegurado paga el 9,45% de aporte personal y su empleador el 11,15% de aporte patronal, para el 20,60% de la aportación total.

Quien no tiene relación de dependencia se constituye en su propio patrono y paga los dos aportes para acceder a todas las prestaciones del Seguro General Obligatorio. Y cuando quiera puede desafiliarse voluntariamente, enviando el Aviso de Salida, sin que por ello sea víctima de sanciones ni recargos. Los ecuatorianos residentes en el exterior mantienen la figura de afiliados voluntarios. Eso es todo. El resto es alharaca de los enemigos del IESS.

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