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El Telégrafo

Que venga más de lo nuevo

14 de mayo de 2013

Cuando se inicia el nuevo período del Presidente reelecto, hay un ambiente de certeza y optimismo a causa de la selección del equipo de gobierno, con cambios estratégicos de puestos para aprovechar la calidad y experiencia de ministros, administradores y directores nacionales, en nuevas responsabilidades que constituyen desafíos para la profundización de la Revolución Ciudadana. La destartalada oposición, con el cuento de buscar la “unidad nacional”, ha expresado su amargura por cuanto no ha sido invitada a integrar el nuevo gabinete, cuestionando la rotación de puestos de los altos funcionarios evaluados a la luz de su patriótico aporte al actual proceso revolucionario, que busca optimizar sus mejores perfiles en mérito a vocación y profesionalismo.

En el reciente pasado partidocrático, el cambio de gobierno era la oportunidad para que el palanqueo juegue al pepo a todo nivel. Los audaces y mediocres se imponían a la capacidad y honestidad, para terminar integrando una corte de lambones incondicionales  dispuestos al empuñe para salir de pobrezas, cerrando filas con la alta argolla de los traidores y vendepatrias que hoy viven a cuerpo de rey en el paraíso de la impunidad imperialista, en tanto sus descendientes se toman por asalto el poder mediático con la intención de recuperar el agotado viejo país de la gallada atracadora, con el pretexto de que defienden ciertos valores, como la libertad, pero para hacer lo que les da la gana, como su forzado y excluyente concepto de libertad de expresión solo para ellos; y los de a pie que nos aguantemos la brutal ofensiva de los grandes medios mercantilistas que lucran de un servicio público como es el de comunicación, afectando el derecho de las personas y sus familias a la honra, buen nombre y dignidad.

Está llegando la hora de acelerar la intensidad del proceso revolucionario. El programa de gobierno del entonces candidato Rafael Correa incluyó la promesa de emprender lo nuevo e inédito, apostando al cambio de la actual matriz productiva con medidas y decisiones que exigen la optimización de un equipo humano probado y consecuente, para acometer nuevas tareas, integrando a todos a una real cadena de valor productivo y sostenible en el tiempo para satisfacer el consumo interno, optimizando los niveles de productividad que nos permitan la diversificación de las exportaciones con mayor valor agregado.

La apuesta por la sociedad del conocimiento y excelencia del talento humano es el reto que nos llevará al Buen Vivir para todos y todas. Estos sueños ya no son una utopía; es la hoja de ruta que la inmensa mayoría del Ecuador profundo aprobó con su voto para la impostergable tarea de consolidar la Revolución Ciudadana.

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