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El Telégrafo

¿Qué nos traerá el 2012?

01 de enero de 2012

Desde hace algún tiempo venimos escuchando inquietantes predicciones sobre lo que podría traernos el año que estamos empezando hoy; la Biblia, las profecías de Nostradamus y las de los Mayas son apenas algunas de las fuentes que tratan este tema, cuyas predicciones comprenden desde cambios sociales, políticos, económicos y religiosos, hasta eventos apocalípticos desatados por la naturaleza.

Si, por un lado, no debemos permitir ser influenciados por cualquier vaticinio, muchos de los cuales son cantos repetidos desde hace miles de años, por otro lado, tampoco podemos dejar de hacer una lectura juiciosa a la luz de los acontecimientos que se vienen dando en todos los campos mencionados, y aunque nadie sabe la cantidad ni el grado de cambios que traerá el 2012, hay que reconocer que son muchos los signos vistos últimamente.

Una de las cosas que más debería inquietarnos, según ciertos vaticinios, es el colapso de las grandes religiones, no por la pérdida de poder político, que hace tiempo es historia, sino por su influencia en cada ser humano y en el conglomerado social. Esa influencia que represa las turbulentas aguas del comportamiento humano, podrían sembrar un terrible caos si se sueltan sin una iglesia o religión oficial que las contenga, pues tanto en oriente como en occidente, el comportamiento de la sociedad está enraizado en sus grandes religiones y sus ramas derivadas, coadyuvando a mantener el orden, la ética y la moral.

Un súbito y masivo desprendimiento de la religión que ha cobijado a tantos pueblos, apuntalando su sociedad con normas de convivencia, principios y valores, podría desencadenar un caos total, sobre todo por aquellos que no tienen sino una simple militancia o membresía religiosa hereditaria, que se limita a un culto o ceremonia, pero carece de espiritualidad.

Los más importantes cambios deben darse en nuestra mente y corazón, porque quien se aferra a hombres o a su obra, es un náufrago condenado a hundirse. La verdadera religión es el amor, y sólo el amor podrá salvarnos. Tanto la Biblia como el Corán, textos sagrados de las dos religiones más grandes del planeta, expresan que la verdadera religión es el amor manifestado en actos como visitar a los enfermos y socorrer a las viudas, entre otros; esto es amor en acción. Aquella frase de Jesús: “muchos son llamados, pero pocos escogidos”, debe alertarnos ahora más que nunca.

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