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El Telégrafo
Juan Cárdenas Espinoza

¿Que no tuvo alternativa?

11 de junio de 2014

Desesperado porque le llegó la acción de la justicia, no se le ocurrió más defensa a Jamil que exclamar a guisa de justificación por el monstruoso daño que le hizo al Ecuador, que no le quedó más alternativa que declarar el feriado bancario e incautar nuestros depósitos para salvar, no al país, sino a los banqueros que también integraban el gabinete ministerial del nefasto gobierno de los hijos DP.

Cómo podía tomar ninguna otra decisión, comenzando por su dudosa elección, que fue financiada por la banca privada, en un escandaloso monto que excedió la permisión legal y hasta le quedó para el derroche y la vanidad. Estaba atado de pies y manos, vendido a los intereses del capital financiero privado.

Que no tuvo otra alternativa que provocar la terrible quiebra bancaria. ¡Mentira! Su cobarde y vergonzoso entreguismo le hace repetir el estribillo de la traición partidocrática en contra de un pueblo indefenso, pues en circunstancias similares el gobierno de la Revolución Ciudadana incautó los bienes de los banqueros prófugos en Miami, los remató y con el producto del remate devolvió su dinero a los depositantes estafados. No nos venga con que no tuvo alternativa.

Es culpable de peculado bancario porque, con todas las agravantes y utilizando el poder del Estado, ordenó la ilegal e inconstitucional confiscación de las cuentas bancarias del pueblo ecuatoriano. Es reo confeso de haber provocado la más espantosa crisis económica que marcó el destino del país, es culpable de la expulsión a más de dos millones de compatriotas por el triste y desgarrador camino de la migración, que hirió de muerte y para siempre a la familia ecuatoriana.

Con su patético aspecto de cariacontecido, pretende inspirar la lástima que él no tuvo con nuestra gente cuando, embriagado de soberbia y esgrimiendo sus adefesiosas armonías, nos dijo que sabía lo que hacía. Y lo supo: destruyó el destino de la inmensa mayoría de sus víctimas. Unos cuantos de la gallada se levantaron con el santo y la limosna, cual albaceas de una quiebra fraudulenta. Son los que ahora pugnan por el retorno de los cavernícolas reaccionarios, esperanzados en la desmemoria colectiva.

Aquí estamos para evitar el olvido y enrostrarles el inmenso daño que nos irrogaron y para exigir a la Interpol la inmediata captura del fugitivo y su entrega a la justicia ecuatoriana, para que cumpla con la indulgente condena.

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