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El Telégrafo

¿Qué es reducir la muda en el gemba?

02 de mayo de 2013

Un día, después de observar atentamente a varios obreros industriales laborando en su “gemba” que es un término que significa “sitio real de trabajo”, Taiichi Ohno, el prominente hombre de negocios japonés, creador del sistema de producción de Toyota, el cual en los Estados Unidos se transformó en el Sistema de Manufactura Esbelta (Lean Manufacturing), les dijo a dichos trabajadores: “¿Podría pedirles que realicen al menos una hora de trabajo que valga la pena cada día?”. Seguros de que habían trabajado todo el día muy duro, aquellos trabajadores se mostraron muy disgustados por esta pregunta. Pero lo que Ohno realmente quería decir era: “¿Podrían ustedes realizar por lo menos una hora de trabajo al día que agregue valor?”. Él conocía que, la mayor parte del tiempo, los operadores se movían de un lado a otro de su “gemba” sin añadir ningún valor a la tarea. Pues cualquier actividad que no agrega valor es conocida en Japón como “muda” es decir “desperdicio”. Ohno fue el primer administrador que reconoció la enorme cantidad de desperdicio (muda) que existe en el mundo real (gemba).

Escogí este tema, pues me preocupa el desempeño de muchas empresas estatales (EP), de la misma manera que algunas de las empresas privadas que han olvidado que el trabajo es una serie de procesos que empiezan con los insumos y materias primas y  se transforman en un producto terminado o servicio final. Cada tarea tiene que agregar valor al producto tangible (o en el caso del sector de servicios: a un documento, a una información o a un trámite en oficina pública) y luego este bien o servicio pasa a la siguiente actividad formando lo que se denomina la Cadena de Valor. Los recursos en cada eslabón de esta cadena son gente y maquinaria que de alguna manera añaden o no añaden valor.

Es fácilmente reconocible cómo las compañías ineficientes (estatales o privadas) generan “muda” (desperdicio) actuando en su “gemba” (mundo real): sobreproducción, grandes inventarios, productos defectuosos, demasiada movilización (de gente y materiales), operaciones innecesarias o redundantes, demasiadas esperas y demoras y muy pobre logística.

Para ser productivos y competitivos debemos realizar mejoramiento continuo, llamado proceso “kayzen”  continuando en nuestra onda japonesa,  para eliminar, reducir o integrar aquello que no agrega valor, que es lo mismo que reducir el desperdicio. Y es muy posible que debamos tomar en nuestras empresas manufactureras decisiones tan duras como no transportar aire, es decir, busquemos de alguna manera manejar inventario justo a tiempo. Suena muy drástico, pero igualmente en las empresas de servicios deberíamos eliminar la mayor fuente de desperdicio que es la “muda” del tiempo, ya que produce estancamiento e impide el progreso y el buen vivir.

Todas las áreas productivas tienen algún tipo de “muda”: de manufactura e  industrial, de servicios, cuidado de salud, agricultura, comercial al detalle o al mayoreo, puertos, sistemas de computación y, por supuesto, las oficinas gubernamentales.

Hay investigaciones serias que indican que los trabajadores de cuello blanco desperdician del 27% al 38% de su tiempo. ¡Qué barbaridad! Deberían obligar a que sus múltiples reuniones las realicen de pie y no sentados.

Van a ver lo rápido que fluirán las ideas y las decisiones.

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