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El Telégrafo
Orlando Pérez, Director de El Telégrafo

¿Qué diferencia a Rodas de Lasso y a ellos de las izquierdas?

05 de marzo de 2015

Han tratado de muchos modos de justificar la presencia de personas vinculadas a los sectores de izquierda (en calidad de invitados, dicen) en las reuniones de la derecha ecuatoriana. El principal: la unidad nacional que necesitaría Ecuador para afrontar momentos -supuestamente- graves, catastróficos y críticos para su democracia.

Y por ese diagnóstico (hasta ahora sin sustento empírico) hay entusiasmo político e intelectual en algunos grupos. Claro, una invocación de tal envergadura conlleva una reacción de la misma proporción, si es que todo eso que se invoca y demanda fuese cierto y se asume como plataforma política.

La verdad: ni el diagnóstico es cierto, tampoco la posibilidad de una unidad ‘nacional’, menos desde una diversidad ideológica jamás definida y nunca en la perspectiva de una construcción política original, con todo el reto de efectividad.

Las razones: 1.- Entre Jaime Nebot y Mauricio Rodas apenas hay una diferencia de edad, nada más. Por ninguna parte encontraremos una contradicción profunda. 2.- Entre los dos alcaldes y Guillermo Lasso sí hay una contradicción: el candidato presidencial de CREO aspira a representar a ese sector de la derecha emergente, no oligárquico y con ribetes liberales modernos que toma distancia de esos otros con pasado en el poder y, sobre todo, por sus responsabilidades en la represión. 3.- Entre las dos derechas y las izquierdas no hay diferencia marcada ni contradicción fundamental, si se considera que todas ellas (a confesión del exradical César Rodríguez) lo único que buscan es acabar con el correísmo (sustantivo o categoría que Rodríguez no parece definir o identificar).

Entonces, ¿qué hace posible ese llamado urgente a la unidad, a dejar de lado las ideologías y constituirse en el Frente de Reconstrucción Nacional del siglo XXI? ¿No fue bajo ese amparo que León Febres-Cordero llamó a apoyar su candidatura diciendo que Osvaldo Hurtado, como heredero de Jaime Roldós, estaba instaurando el comunismo en el Ecuador? ¿En esencia no son los mismos presupuestos ideológicos y políticos, acogidos con supuesta ingenuidad por quienes se llaman de izquierda?

Claro, desde las izquierdas, en coro, hay un solo argumento: en el gobierno de Rafael Correa hay ‘derechistas’ y sus políticas no son progresistas. ¿Vale eso para irse ‘hasta las últimas consecuencias’ con sus ‘enemigos de clase’? ¿O ya no hay enemigos de clase?

No debe sorprender esto porque hace un año el candidato a la Alcaldía de Quito por Pachakutik, días antes del sufragio, llamó a votar por Rodas sin empacho y bajo el justificativo de que había que derrotar al ‘oficialismo’. En ese momento quedó claro (no para todos, porque la prensa comercial minimizó ese hecho) que la izquierda indígena y la maoísta no recela de apoyar a sus ‘enemigos de clase’ con tal de anular a su aliado natural, si nos mantenemos en los esquemas con los que erigen sus discursos y acciones en estos tiempos.

El ‘pensamiento único’, como ya dije un tiempo atrás, se estableció para quedarse hasta que se definan las candidaturas de 2017. Y en ese pensamiento, las categorías de análisis y las estrategias electorales se sostienen en una constatación empírica, por más que ciertas encuestas digan medias verdades: esas izquierdas y derechas, por separado, no ganarán la Presidencia.

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