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El Telégrafo

¡Qué caretucos!

07 de junio de 2012

La moderna ciencia política sintetiza en un solo vocablo el descaro y el cinismo de los politiqueros: caretuco, flamante contribución a la lengua castellana para significar toda la sinvergüencería de los responsables directos de la quiebra fraudulenta del país, al que esquilmaron sin escrúpulos ni cargo de conciencia porque no mismo tienen conciencia. He aquí unos cuantos ejemplos para refrescar la memoria colectiva:

Los causantes y beneficiarios del feriado bancario, que le costó al Ecuador más de 8 mil millones de dólares, vienen a darnos clases de moral y nos piden que olvidemos el pasado, es decir que olvidemos sus atracos. ¡Qué caretucos!, incluido el “careniño” hijo DP.

Los que ponían en las cortes de Justicia a sus testaferros y guardaespaldas para asegurar la impunidad de sus enjuagues e impulsar la feroz persecución en contra de sus críticos y de luchadores populares, ahora asoman para impugnar el actual proceso transparente de selección de jueces con la cantaleta de que son amigos del Gobierno. ¡Qué caretucos!

Los cínicos que se acostumbraron a recibir sueldos y prebendas de la embajada yanqui para espiar al país e informar a sus amos del norte tienen la concha de objetar las cuantiosas instalaciones para la seguridad ciudadana, amén de los modernos radares para proteger nuestra integridad. Emporcaron el uniforme al nivel de la traición. ¡Qué caretucos!

En vez de pagar los impuestos que viene trampeando al fisco, el “pingüino” se lanza a la presidencia con la intención de seguir mangoneando a la justicia y no pagar un centavo al Estado. Este evasor pretende liderar la oposición, ¿será igual de mañosa? ¡Qué caretuco!

Los grandes empresarios protestaron por el Impuesto a la Salida de Divisas con el argumento de que ahuyentaría la inversión extranjera. ¿Y a ellos qué les importa?, si aún  siguen sacando sus dólares por miles de millones a paraísos fiscales. ¡Qué caretucos!

Está en vigencia por más de una década la política de fronteras abiertas en el país, por decisión de la partidocracia; sin embargo, con el mayor cinismo le exige a este Gobierno que imponga visa para el ingreso de colombianos, peruanos y españoles. ¡Qué caretuca!

El Guayaquil profundo acusa una vergonzosa inequidad, sobre todo en las zonas marginales invadidas por lugartenientes de los capos social y mal cristianos, convertidos en peligrosos traficantes de tierras; y ante la ofensiva gubernamental para acabar con ese crimen organizado, sale a defenderlos la hipócrita prensa “libre e independiente”.

Pese a esa realidad, el “cachorro” reivindica su “exitoso modelo de desarrollo”. ¡Qué caretuco! Caretucos amargados, que fueron descubiertos en sus trapacerías y traiciones, tiran piedras a la Revolución Ciudadana que vino para instalarse en el corazón de la gente, y de allí no le saca nadie.

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