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El Telégrafo

Puerto Rico, ¿Estado 51?

01 de diciembre de 2012

Mientras el planeta giraba alrededor de la expectativa de los resultados electorales de la potencia más poderosa, el pasado 6 de noviembre, por su trascendencia para la humanidad, el asunto relacionado con la soberanía de Puerto Rico transcurría inadvertido restándole importancia. No obstante, desde 1970, el Comité de Descolonización de la ONU ha aprobado más de 25 resoluciones en las que se reafirma su derecho a la autodeterminación e independencia. Y, en los últimos años, los gobiernos progresistas de nuestra América Latina se han manifestado solidarizándose con su lucha por su independencia frente al imperio norteamericano.

Cuando hablamos de Puerto Rico, inmediatamente nos viene a la memoria a Pablo Albizu Campos, el patriota nacionalista que lideró una política anticolonialista de su país el siglo pasado, por lo que fue condenado a diez años de prisión. Murió asesinado en 1965. Han transcurrido 48 años de su muerte y su anhelo por la soberanía puertorriqueña sigue postergado. Único país latinoamericano sometido al colonialismo.

Los puertorriqueños son ciudadanos estadounidenses, de segunda categoría, desde 1917. Por lo tanto, bajo el actual estatus de Estado Libre Asociado, no tienen derecho a votar en las elecciones presidenciales de EE.UU. mientras residan en su isla, ni tienen derecho a representación en el Congreso. Igualmente, pueden votar en las elecciones presidenciales de ese país, únicamente en suelo norteamericano, tampoco desde la isla.

En el mismo día de las elecciones norteamericanas, el pueblo puertorriqueño, a más de elegir a las autoridades de la isla, para los próximos cuatro años, debía votar Sí o No sobre la actual relación colonial con EE.UU., y en la misma papeleta responder cuál era su estatus político de preferencia: anexión, independencia o Estado libre asociado soberano. El resultado fue sorpresivo y desconcertante: más de la mitad de la población votó a favor de convertirse en el Estado 51 de los EE.UU.

El seis por ciento, por la propuesta de independencia; y el resto por conservar el actual estatus. ¡Increíble! Por primera vez en su historia, el pueblo boricua votó a favor de la anexión. Un pueblo que tiene su propio idioma, su propia cultura. El Congreso en Washington es el que decide constitucionalmente. En todo caso, los grupos que no votaron por la anexión están llamados a unificar su acción tendiente a impedir tal despropósito. El pueblo de Puerto Rico no puede estar sometido en el siglo XXI. Ni como colonia ni anexo al imperio norteamericano, utilizado por este para agredir a países que han alcanzado su independencia.

En 1961, por ejemplo, parte de los mercenarios que invadieron Cuba se entrenó en su territorio. Este fue utilizado
como base de agresión contra la República Dominicana en 1965 y Granada en 1983. El afán de los luchadores puertorriqueños por un Estado soberano no desmayará. Cuentan con el respaldo de los pueblos latinoamericanos, que en el cambio de época construyen la Patria Grande soñada por sus libertadores.

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