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El Telégrafo

Propósito de la medicina

12 de octubre de 2013

Wiley Souba, profesor de cirugía de la Universidad de Pensilvania, decía (Academic Medicine Vol 77 No. 2 February 2002) que la transformación de los servicios de salud en un mercado gobernado por el comercio y la libre competencia ponía en riesgo la doctrina de la profesión médica que valoraba el servicio al paciente por encima de la retribución financiera. Aseguraba que muchos médicos estaban desencantados porque sus habilidades de servicio ya no tenían sentido, pues dominaba como máximo “valor” en los centros médicos académicos el éxito económico en el contexto del mercado. Sostenía que la investigación, la docencia y el servicio, como las tres misiones sociales, se hallaban amenazadas.

El crecimiento económico, la preeminencia de la investigación biomédica, y el dominio de una empresa clínica manejada por el mercado continuarían desafiando el sistema de servicios de salud de los Estado Unidos, aseguraba. Esperaba que los Centros Académicos de la Medicina jugaran un rol de liderazgo para un renovado sistema con dirección y propósito. Citaba de James Autry que “el trabajo debe proveer la oportunidad de un crecimiento personal, espiritual, así como económico, pues si eso no sucede, estamos desperdiciando demasiado nuestras vidas”.

Decía que el sacudón de la industria de la salud en las últimas décadas había provocado una enorme ansiedad, frustración y desasosiego, que difícilmente se encontraría otro hecho social que afectara tan gravemente a los (usa) americanos, sin que los protagonistas, médicos y pacientes, hubieran cambiado mucho. El “nuevo orden” estaba gobernado por el comercio y la libre competencia, pues se trataba de reducir costos  y aumentar la producción. Había que ver más pacientes, aunque se les dedicara menos tiempo. Los médicos eran vistos como “empleados” o “proveedores” en una industria en donde los servicios de salud se habían transformado en una mercancía. La profesión médica había perdido su soberanía, su sentido, las fuerzas del mercado estaban presentes, pero la medicina no es otro mercado, sostenía, tiene que buscar su dirección y sentido.

Once años después la situación es más grave aún, no cambió la academia ni cambió el servicio, aunque creen que el sufrimiento humano es su campo y su privilegio. Creció el capitalismo con la investigación tecnológica biomédica y el dominio de la empresa clínica mercantil. Es una grave advertencia para los responsables de la formación médica y la construcción del sistema de salud en el Ecuador.

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