Publicidad

Ecuador, 01 de Octubre de 2024
Ecuador Continental: 12:34
Ecuador Insular: 11:34
El Telégrafo
Gustavo Pérez Ramírez

Profundizar el cambio

07 de septiembre de 2014

El programa de Gobierno 2013-2017 se denomina ‘Gobernar para profundizar el cambio’. La primera parte trata de “la transición para la gran transformación”, y en la segunda se presentan 35 sugestivas propuestas que merecen un debate sistemático.

La transición, semánticamente, es el paso “de un modo de ser o estar a otro distinto” y la transformación es una transmutación o cambio de una cosa en otra. En el enfoque de Rosa Luxemburgo, para quien existe un lazo dialéctico entre Reforma y Revolución, la diferencia no es el tiempo o el ritmo de los cambios sino su contenido y orientación.

Entiendo que la transición que propone la Revolución Ciudadana es el paso del sistema neoliberal con su economía al servicio del capital, su sociedad de privilegios, consumista y depredadora de la naturaleza, hacia la construcción de “un proceso de cambio radical para crear el socialismo del Buen Vivir o Sumak Kawsay, una sociedad incluyente, solidaria y justa que promueve la libertad basada en la justicia, la democracia, la paz y las relaciones equitativas orientadas al bien común”.

Para ello se requiere actuar no solo sobre la economía, sino sobre todo el sistema, y en particular sobre la cultura, como lo reconoce el plan, que incluso habla de una revolución cultural y ética.

Sin embargo, parecería que la prioridad es para el cambio de la matriz productiva; así aparece en el plan. En la práctica se le asignan cuatro ejes fundamentales: diversificación de la producción, referencia al valor agregado, sustitución selectiva de importaciones, una mayor productividad. Y talleres y conferencias lo popularizan.

Un plan similar es deseable para el cambio de la matriz cultural, que recoja lo mucho que se hace por la educación y la cultura. Recuerdo las palabras de la presidenta de la Asamblea, Gabriela Rivadeneira, este año, en su discurso de bienvenida al presidente Correa: “No podemos promover un cambio de la matriz productiva sin promover a la par un cambio de la matriz cultural”. Sí, “a la par”. El necesario cambio de la matriz cultural no está recibiendo el protagonismo que se le debe, a sabiendas del impacto que tiene la cultura en el cambio de la matriz productiva.

Sin aquel, este enfrentará paradigmas de pensamiento y de acción dictados por antivalores neoliberales que lo podrán llevar por caminos torcidos. Hay que forjar una nueva cultura que corresponda a las exigencias de los cambios epistemológicos que exige una democracia ciudadana.

A ello contribuye lo que hoy se denomina la ingeniería cultural, que construye o adapta una determinada cultura o unas determinadas culturas para la edificación de un proyecto concreto de tipo social que se tenga en mente o en un programa de gobierno, como lo explica Jorge Orbe. Y no solo analizar la formación histórica de una cultura específica, sino también “modelar, forjar, o reestructurar una cultura o las culturas que se considere deben ser sujeto de reingeniería, para superar las barreras que representan los quistes psicológicos incrustados en esas culturas, que impiden el desarrollo”.

Contenido externo patrocinado