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El Telégrafo

Problemas mundiales, bipolarismo, unipolarismo y multipolarismo (2)

02 de febrero de 2013

Los que promueven el consumismo ocultan a los consumidores las necesidades verdaderas para vender cualquier producto, sea este una basura alimenticia o cultural. Los enemigos más poderosos de la humanidad se encuentran en los manipuladores de las mentes y las conciencias para incrementar el consumismo a través de los medios de comunicación masivos, que en su mayor parte no están al servicio del desarrollo de la humanización de los seres humanos, sino de su alienación, dominación, destrucción personal y ambiental.

El segundo problema mundial lo ubicamos en la pobreza e inequidad en que viven más de 1.500 millones de personas en el planeta, no porque no exista la capacidad de producir la alimentación necesaria, sino porque hay una mala distribución de la riqueza, desperdicio de recursos naturales, innecesarios gastos de las industrias armamentistas del primer mundo y armamentismo de muchos países, acumulación de riquezas en un reducido grupo de personas, las más ricas de los países y del planeta que no quieren competidores en el reparto de la alimentación, el agua y las riquezas y, por tanto, no tienen interés en contribuir a elevar la educación, capacitación, remuneraciones adecuadas y autogestión, para superar la pobreza e inequidad, y colaborar al bienestar y felicidad de la humanidad.

La pobreza y extrema pobreza son causadas por la sobreexplotación de unos seres inhumanos sobre otros seres humanos. Las personas más ricas en bienes materiales y pobres de espíritu y las empresas que obtienen mayores ganancias deben pagar impuestos en proporción a sus ganancias e ingresos y superar su egoísmo, avaricia e insensibilidad reemplazándolos por la cooperación, solidaridad y amor.

Estos dos problemas de la humanidad se encuentran unidos a un pensamiento monopólico único, absolutista, excluyente, que ejerce el gobierno mundial oculto, practicado por determinados sectores económicos, financieros, políticos y militares de los países más ricos y poderosos del mundo, y de otros que aspiran a serlo, creyendo que son los elegidos, poseedores de la verdad y el derecho a dirigir al resto de personas y países. Este pensamiento forma parte de una concepción cultural que cree que hay pueblos y culturas que no tienen valores y que nacieron para ser explotados.

Las élites dominantes de los países hegemónicos pretenden continuar decidiendo los acontecimientos futuros, quiénes y en qué forma se debe gobernar en otros países.

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