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El Telégrafo
Fredy Lobato

Presidente Lasso: es su oportunidad

17 de abril de 2021

De cambiar las desigualdades para miles de personas LGBTI en Ecuador. Como dice la activista transgénero Sarah María Flores: ya tenemos una constitución que nos protege, hay leyes favorables, pero ¿qué más? Y eso refiere a la falta de políticas públicas que aterricen y pongan responsables institucionales en el Gobierno, además del Legislativo.

Tenemos un Estado que ha institucionalizado por décadas la discriminación, incluso tras las garantías históricas de Montecristi 2008. Y lo principal es sin duda la educación. Educación, educación y más educación. Esto implica formular un cambio de enfoque en el sistema y comunidad educativas, ámbito donde germina, crece y se multiplica la discriminación que produce bullying, violencia física, deserción y suicidios.

Los grupos religiosos que lo apoyan y usted es parte, son los que más se oponen a esto. El enfoque de derechos y de equidad de género en el sistema educativo no solo reducirán con el tiempo la violencia intrafamiliar y hacia las mujeres. También será significativo hacia las poblaciones LGBTI.

Cuando se habla de sexualidad, la educación enfoca solo lo fisiológico, omitiendo las expresiones de sexualidad y género; además de sensibilizar en la diversidad, que involucra la existencia de familias homoparentales.

¿Qué eso atenta principios o reglas morales? No presidente Lasso. Va a favor de los derechos, del amor y respeto al prójimo. No es pedir favores. En absoluto. Es pedir el acatamiento de normas constitucionales, tratados y convenios internacionales vigentes y de los cuales Ecuador es signatario.

Una política pública LGBTI es necesaria y debe ser transversal, para enfrentar la discriminación en varios frentes: el educativo (primordial) laboral, sanitario, económico ($119 mil millones de dólares por año le cuesta al mundo la discriminación homo-transfóbica, según calcula la ONU); y por extensión, el del bienestar general, porque una sociedad que no discrimina es más productiva (+10% del PIB anual por cada punto de discriminación menos, según ONUSIDA).

Los países más ricos lo saben presidente. Esta es una oportunidad para el país del ENCUENTRO.

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