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El Telégrafo

Prensa turística

10 de junio de 2012

Hace unas semanas un grupo de periodistas me preguntaban acuciosamente qué es lo que debía hacer un gobierno para incrementar sustancialmente el flujo de turistas a su país, pues a pesar de la millonaria promoción que el gobierno hacía, los turistas no aumentaban geométricamente -como todos esperaban- sino aritméticamente, por lo que los comunicadores consideraban un fracaso la gestión de su ministro de turismo y del régimen en conjunto.

Les contesté que el potencial turista que ve o lee la propaganda gubernamental y ésta llamó su atención, no corre a la agencia de viajes a comprar un boleto; primero busca en Internet información turística de ese país, pero lo más probable es que no encuentre medios especializados en este tipo de información, en vez de ello aparecerán en los primeros puestos de google los diarios que privilegian las malas noticias a las cuales estamos domesticados.

Las noticias que generan confrontación política, las de farándula y sexismo, las de crímenes y tragedias, posicionan en los primeros lugares a los medios, muy por encima de las noticias turísticas, que en caso de haberlas, es poco probable que ocupen primeras planas y los grandes titulares que sí se les da a las noticias que convulsionan. Difícilmente el potencial turista enganchado por la publicidad gubernamental, podrá apoyar su intención en medios especializados bien posesionados, porque es poco probable que estos existan.

Quienes incursionan en el negocio comunicacional apuntan al éxito económico y notoriedad social, difundiendo información política agresiva, sexismo disfrazado de farándula y crónica roja, temas que conmocionan al ser humano, lo tornan temeroso, introspectivo y se abstrae de los problemas sociales, que al no ser tratados no son solucionados y caotizan las sociedades, caos que a su vez emana más malas noticias y nos hundimos en una espiral que nos hace más insensibles al dolor y las tragedias. Las sociedades no se tornan violentas cuando llegan los delincuentes, la delincuencia aparece cuando los actores sociales se han tornado violentos.

Esa violencia  reflejada en sus medios, constituye una invitación pública a la delincuencia organizada a posicionarse dentro de una sociedad que entiende el lenguaje de la violencia. Un país con su periodismo centrado en la violencia común es imposible que se convierta en un destino turístico, al contrario, la industria turística no desarrolla si tiene un dique informativo que impide venir a los turistas.

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