Los periodistas obsesionados, repletos de odio y aliados de la derecha política, insisten en repetir el cansino tema de los resultados electorales del 23 de febrero e incluyen el acoso contra Rafael Correa Delgado, a quien lo consideran su principal adversario y lo cubren de epítetos, a tal extremo que algunos de los sabios analistas ya han caído, lamentablemente, en un estado de postración mental.
Por allí, una comentarista, asoma y narra, textualmente: “De pronto, el gladiador que se fortalecía en cada contienda, ya no puede ni con toda la maquinaria estatal”. Y con soberbia sigue: “Miles de votantes decidieron castigar a la prepotencia de un señor que desde hace 7 años utiliza a un grupo de estudiantes para mandar a unos periodistas a la casa del palo perpendicular de un velero”. No se arriesga, dizque por vergüenza, a descifrar la frase. Otro adulador proclama con ínfula: “La derecha ganó y se le abre el camino para participar y disputar Carondelet”. Como los periodistas de oposición presienten la reelección presidencial y el fortalecimiento del liderazgo de Correa, ya reemprendieron, con rabia, otra batalla mediática, en protección de sus privilegios y espacios de poder, pero eso sí, sin abandonar su apoyo a la insurrección, si las circunstancias lo exigen, como el caso de Venezuela, donde los golpistas insisten en sabotear la obra de reivindicación social iniciada por Chávez y enarbolada por Nicolás Maduro frente a la conspiración imperialista y sus cómplices, distribuidos estratégicamente en las empresas periodísticas privadas en el continente.
Como acertado instrumento para responder a las ofensas de los columnistas privados, clarificar los sucesos tergiversados e informar de las obras sociales del régimen, el Primer Mandatario inauguró en su momento el mensaje sabatino y el enlace ciudadano que de ninguna manera se tratan de campaña electoral, como asevera la derecha política, sino de un recurso para rendir cuentas de su gestión administrativa, a diferencia de la prensa ‘independiente’, que mantiene constante apoyo publicitario y propagandístico a los representantes de la oposición, antes y después del proceso electoral.
Hay que entender que llegó la hora crucial de enderezar desvíos del comportamiento de comentaristas acostumbrados a lastimar al prójimo y a los políticos, que amparados en la inmunidad suelen injuriar al adversario. En el gobierno de la Revolución Ciudadana, la persona que incurra en cualquier tipo de delito deberá responder ante los tribunales, porque la ley rige por igual, como garantía para vivir en un ambiente de justicia, de paz y bienestar.
El proceso electoral demostró la parcialización abierta de los medios de comunicación comerciales y si se habla de un triunfo de la derecha, más bien debería decirse, una victoria de la prensa privada. La contienda no ha terminado.
La Revolución Ciudadana avanza y se encuentra en la mitad de la senda para alcanzar sus objetivos finales: mejorar la vida de los ecuatorianos. Corresponde a Alianza PAIS prepararse en todos los frentes, revisar errores, depurar filas y reestructurar cuadros.