La drogadicción en la juventud -como la delincuencia, el crimen y la corrupción- se la está analizando desde el ángulo de sus trágicas consecuencias y medidas de prevención, sin profundizar en las causales para lograr su erradicación a limitado o extenso plazo. Este azote social raya con intensidad en las naciones de corte capitalista, donde prevalecen hogares pobres, deteriorados, sin acceso a la educación, atormentados y sin esperanza de mejorar sus condiciones de vida.
La intervención del Ministerio de Educación en los casos de colegios donde el tráfico y consumo de drogas se han desatado con peligrosidad, contribuye a controlar y atenuar el complejo problema con la colaboración de profesores altruistas y padres de familia, muy pocos, seriamente preocupados por el bienestar de sus hijos. Otros sectores se agregan para salvar a la juventud, mediante la organización de foros y formulación de propuestas, a manera de solución. La tarea para alcanzar halagadores resultados es que se requiere la participación de todos: gobierno, autoridades, padres de familia y prensa particular.
Los medios comerciales, con disimulo, abandonan el tratamiento del tema al no poder convencer que el gobierno de la Revolución Ciudadana es el responsable absoluto de ese mal, ni lograr ocultar que la drogadicción en la juventud se desarrolla en la familia desintegrada, hogares sin dirección y de extrema pobreza, en el medio social contaminado y por la falta de comprensión y apoyo de profesores con mística y sentido vocacional.
Medios “independientes”, por su desacuerdo con el régimen del Buen Vivir, se alejan del tema que tiene que ver con un importante sector de la población, la juventud y se entregan a defender los intereses de la oligarquía, unos al grito hipocritón “Mi Guayaquil, solo eres mía” y otros vestidos de seudoecologistas. El gobierno socialista siglo XXI hace rato emprendió acciones con la proyección de erradicar, paulatinamente, los males sociales que perturban a los grupos abandonados, proclives a contaminarse entre la miseria y el desafecto familiar.
Allí se contempla el vasto plan gubernamental para enfrentar el desvío de la conducta de los jóvenes: gratuidad de la educación y salud, viviendas populares en todo el país y programas para derrotar la ignorancia y el desempleo.
La acción ejemplar del maestro se reflejará en lo que es y será la juventud. Su aporte es valioso en la formación académica y en valores. Estamos en una nueva era en el campo educativo, pero aún quedan docentes equivocados. Es verdad que el centro de enseñanza es solo un componente del sistema educativo, pero si acaso hay maestros que se declaren incompetentes, es preferible que se acojan a la jubilación voluntaria y den paso a las nuevas generaciones.
Rigen disposiciones transparentes del Ministerio de Educación para rescatar la disciplina en los colegios. Un llamado a los ecuatorianos a respaldar al gobierno de Rafael Correa, a su política de cambio en la estructura socioeconómica del país, único camino para terminar con los males sociales y convertir al Ecuador en una nación próspera y de paz.