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El Telégrafo

Prefería el poder de las ideas

10 de febrero de 2013

En un discurso en plena campaña por el Frente Unido, que estaba organizando con notable éxito mi entrañable amigo, compañero de estudios e ideales, Camilo Torres Restrepo, sostenía: “Yo prefiero que queden ideas en la cabeza de la gente, ideas que tarde o temprano tendrán que germinar.

Una idea en la cabeza de un hombre es peor que una bomba atómica de peligrosa, porque una idea en la cabeza de un hombre es capaz de crecer, es capaz de producir acciones, es capaz de producir renunciamientos, necesidad de entrega, es capaz de producir el heroísmo y los sacrificios”. Lo afirmaba el 21 de agosto de 1965, pero en octubre se vio obligado a entrar en la clandestinidad. ¡El hombre y sus circunstancias!

Cómo he lamentado que sus sacrificios y heroísmo no se hayan podido plasmar luchando por el Frente Unido, comprometido como estaba en descolonizar las mentes, insistiendo en el amor eficaz, hilo conductor de su vida. Lo siguió haciendo a su manera.

Insisto en ello con motivo del doble aniversario, el 3 de febrero de 1929, su nacimiento y el 15 de febrero de 1966, su muerte en combate guerrillero, tres meses y medio después de que se viera obligado a abandonar su lucha política, para militar en la guerrilla del ELN, comprensible en el contexto del país de entonces,  y de una naciente e idealista guerrilla, antes de su degradación por el secuestro y crímenes de lesa humanidad que Camilo no hubiera aprobado.

Invito al ELN a reflexionar sobre el mensaje de Camilo respecto al poder de las ideas, especialmente hoy cuando hasta connotados ex guerrilleros consideran obsoleta la estrategia de llegar al poder por la violencia de las armas.

Vano empeño su recurso al secuestro para presionar ser acogidos en una mesa de diálogos, como lo ha sido la decisión de las FARC de seguir realizando secuestros de militares y policías para presionar con “intercambio humanitario” la salida de las cárceles de los guerrilleros presos. Y peor  aún dinamitando un colegio en una vereda de San Vicente del Caguán, su más reciente acción terrorista, con la que le hacen el juego a la ultraderecha, empeñada en hacer fracasar los diálogos.

Y no es realista que las guerrillas pretendan obtener todos sus objetivos en la mesa de negociaciones. Una reforma agraria integral, por ejemplo, tendrá que ser impulsada  desde el Parlamento, donde su presencia sería definitiva con el apoyo que lograrían para la causa, como lo hubiera logrado Camilo.

“Mejor entenderse echando lengua que echando plomo”, diría hoy el ex presidente Darío Echandía, como lo recordó alguien.

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