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El Telégrafo

Por una televisión de calidad

12 de julio de 2013

Múltiples son las expectativas que ha generado la nueva Ley de Comunicación, sobre todo en el tema de regular los contenidos de los programas de TV. Sin embargo, muchos se sienten decepcionados, ya que la ley entró en vigencia y no se ha producido ni un solo cambio en la TV nacional. Los programas ofensivos contra el pueblo montubio, por ejemplo, continúan campantes, emitiéndose -incluso- en horario familiar. Los programas de humor permanentemente incluyen en sus “chistes” burlas y ofensas contra los homosexuales,  los presentan amanerados y a través de su gestualidad pretenden provocar risas.

Las escenas de violencia y sexo explícito continúan presentándose sin ningún pudor en los espacios publicitarios de los programas infantiles. Al momento se conforman las instancias que la Ley de Comunicación establece: el Consejo de Regulación y Desarrollo de la Información y Comunicación, el Consejo Consultivo y la Superintendencia de la Información y Comunicación, y serán estas instancias las que precisamente deberán emitir los mecanismos y reglamentos para que lo que establece la nueva ley se cumpla. Los organismos que tienen delegados en el Consejo de Regulación han anunciado que se crearán observatorios de medios para poder contar con la información suficiente que les permitirá realizar el respectivo seguimiento.

Todos confiamos en que la nueva ley permita mejorar sustancialmente la calidad de nuestra televisión. Pero también sabemos que, si no hay la voluntad y el firme convencimiento de los propietarios de esos medios, no podremos avanzar demasiado en esa necesidad de tener una TV de calidad.  Los programas dramatizados de producción nacional son burdos, malos guiones y peor actuación. Y casi no hay excepciones. Y los enlatados que llegan a través de franquicias solo pretenden, a través de la humillación, mejorar sus audiencias. Es decir, el gran negocio sin la más mínima responsabilidad.  Si esto no cambiamos, difícilmente podremos mejorar la calidad de la TV. Si no entendemos que se puede obtener rentabilidad (incluso más rentabilidad) con programas de calidad, pocos cambios cualitativos tendremos en nuestra TV.  

Pero, ¿qué hacer mientras se conforman los Consejos? Se puede empezar a documentar cada una de las denuncias que posteriormente pueden ser presentadas al Consejo de Regulación. Y esto lo puede hacer un ciudadano o un colectivo; todos lo podemos hacer. Solo la directa participación ciudadana logrará que los objetivos de la nueva ley se cumplan y los ecuatorianos tengamos acceso a una mejor información y a una programación de calidad.

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