Hace muy pocos días, Barack Obama anunció que el Departamento de Defensa de Estados Unidos presentó una nueva política para el reclutamiento de nuevos miembros del Ejército de la nación del Norte. Se refirió a que, por primera vez, el programa conocido como Adhesiones Militares en Interés Nacional -Mavni- estará abierto a los inmigrantes sin visado de entrada al país, bajo algunas condiciones, entre ellas el haber llegado a Estados Unidos junto a sus padres, antes de cumplir 16 años de edad.
Aseguró Obama que él apoyará esta nueva decisión, comprometiéndose además a utilizar su autoridad presidencial para cambiar las políticas de inmigración…Y de este modo puso a meditar a medio mundo, tanto dentro como fuera de su nación. La pregunta es básica, ¿por qué Estados Unidos ahora dice tener interés en los hasta hoy desdeñados y postergados migrantes? Quizás porque este programa del Pentágono, que tiene un tope de tan solo mil quinientos reclutas por año y que además incluye a extranjeros con visas legales no permanentes, como estudiantes o turistas, ha decidido proteger en cierto modo a los soldados norteamericanos, oriundos de ese país o que son hijos de gringos nacidos en esas tierras.
Esto, pese a que los elegidos serán tan solo unos pocos de entre aquellos pertenecientes al grupo que con menos de 16 años de edad llegaron a Estados Unidos en compañía de sus padres. Se ha dicho además que con esa base se tomaría en cuenta para incluirlos en las filas del ejército, también a esos migrantes indocumentados que tienen alguna especialización médica o que hablan idiomas extranjeros “críticos para la seguridad nacional, como el árabe, chino o persa”. ¿Por qué precisamente estos idiomas? Pues porque en tiempos cuando las fuerzas armadas de la nación del Norte desde años atrás se encuentran asentadas en Oriente Medio, invadiendo mediante sus aliados y mercenarios diversos países árabes ricos en petróleo, gas natural y minerales, además de estar ubicados en lugares estratégicos del mundo, el ejército de Estados Unidos necesita de elementos simpatizantes a su causa, que estén dispuestos a marchar a los frentes de batalla creados por Washington, a fin de impedir que los soldados protegidos, o reclutas gringos, acudan al frente.
Resumiendo, la intención del ejército norteamericano es convertir en carne de cañón a los emigrantes, ciudadanos de otros países, quienes quizás se sumarían a los mercenarios siempre presentes en las invasiones norteamericanas.
Si precisan reclutas que hablen chino, posiblemente es porque avizoran alguna confrontación armada con el gigante asiático que en estos tiempos es el mayor acreedor de Washington y su más grande competidor comercial, pues Beijing negocia libremente con un número cada vez más creciente de naciones de todos los continentes. ¿Y por qué el interés en reclutas que hablen el idioma persa? Recordemos que esa lengua es utilizada no solo en Irán, sino además en Afganistán, Tayikistán, Uzbekistán, Omán, Emiratos Árabes, Pakistán e incluso en la India. Y algunos de esos países se encuentran en la lista de los próximos asediados por Estados Unidos. Todo esto significa entonces que las confrontaciones armadas protagonizadas por Washington y sus aliados tienen para largo. ¿Será acaso que después de las guerras por el petróleo y otras riquezas vendrán en nuestro planeta las guerras por el agua?. ¿Será acaso que jamás tendremos paz?