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El Telégrafo

Por la salud de la mujer

20 de diciembre de 2012

Como expresión de la lucha de la mujer contra la violencia de género, numerosas organizaciones femeninas latinoamericanas han emprendido la campaña por la despenalización del aborto. Veamos por qué: aborto viene del latin “abortus”; “ab”: privación; y de “ortus”: nacimiento. Privar del nacimiento a un nuevo ser en el período de gestación.

Las mujeres han abortado desde comienzos de la humanidad. Actualmente  el aborto se ha convertido en un fenómeno colectivo y drama individual de millones de mujeres, víctimas de la pobreza, de violaciones o de una maternidad no deseada.

En un comentario periodístico anterior, expresamos que la práctica abortiva en nuestro país es un delito. El Código Penal lo ubica entre los delitos contra la vida, aunque existen excepciones: el necesario terapéutico y el embarazo proveniente de una violación o estupro cometido en una mujer discapacitada o demente.

Surge una inquietud. ¿En qué momento del proceso biológico de la gestación al embrión se lo puede caracterizar como un ser humano?

Para unos, desde el momento de la concepción, para otros, desde el momento del nacimiento comienza el ser humano su vida terrenal. Cualquiera que sea el criterio sobre el embrión humano, lo cierto es que, biológicamente, en las primeras semanas de la procreación no existe una persona humana. Existe solo la esperanza de vida del que está por nacer.

Nuestra legislación protege ampliamente al ser humano desde su gestación hasta su nacimiento. Así, el Art. 45 de la Constitución de la República dice: “…El Estado reconocerá y garantizará la vida, incluido el cuidado y protección desde la concepción”. El Código Civil hace suyo este mandato. En su Art. 61 dice: “La ley protege la vida del que está por nacer…”.

Si bien la Ley Suprema como el Derecho Civil defiende de todo daño al que está por nacer, no reconoce al embrión ni al feto como persona. Así, el Art. 60 del Código Civil dice: “El nacimiento de una persona fija el principio de su existencia legal, desde que es separada completamente de su madre. La criatura que muere en el vientre materno, o que perece antes de estar completamente separada de su madre, se reputará no haber   existido jamás”.  

Según la Organización Mundial de la Salud, en nuestro país hay un promedio de 126.000 abortos por año. Uno cada cuatro minutos, convirtiéndolo en un problema social muy grave. De ahí que la responsabilidad del legislador ecuatoriano debe imponerse, reconociéndolo, como un aspecto de la salud reproductiva de la mujer. Aclarando que la opción debe limitarse, a nuestro juicio, a la fase del desarrollo embrionario que comprende las ocho primeras semanas de la concepción.  

Urge, pues, descriminalizar la opción de interrumpir el proceso de gestación en condiciones no deseadas. Hacerlo será un gran avance que sustente el Buen Vivir.

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