Increíble: con el fiel cumplimiento de sus promesas de campaña, abolió de un tajo la demagogia y les puso cuesta arriba a los mentirosos que nos engañaron cíclicamente en cada elección. De entrada puso en vigencia la dignidad y soberanía nacional, liberando nuestro territorio de las tropas del imperio; poniendo en su sitio al intervencionismo de los organismos internacionales y la banca chulquera, provocando la algarabía nacional, menos de los odiadores infantiles y amargados. Y se puso a trabajar en la recuperación del Estado, arrebatándolo de las garras de la oligarquía sediciosa e insaciable que convirtió en el pasado a las instituciones públicas en sus perros falderos, guardianes de sus atracos y trafasías.
Arrancó con la construcción de la más gigantesca e inédita obra pública en carreteras, puentes, puertos, aeropuertos, escuelas del milenio, colegios, hospitales, centrales hidroeléctricas, vivienda, infraestructura sanitaria y sistemas de agua para las entidades Autónomas. Cambió la matriz energética, reemplazando los contratos de participación petrolera por los actuales de servicios, recuperando para el precio de nuestro petróleo que antes se llevaban en peso las transnacionales con el contubernio permisivo y bien pagado de tantos gobiernos traidores. Además, con la auditoría de la deuda externa, liberó tres mil ochocientos millones de dólares, porque era deuda ilegítima e ilegal.
Con esos recursos rescatados de la voracidad de la partidocracia especuladora, emprendió la más grande obra pública de nuestra historia. Paralelamente incautó los bienes de los banqueros corruptos para devolver de una vez por todas los depósitos de los clientes estafados por la banca tramposa que hoy pretende recuperar el poder a través de Guillermo Lasso, ministro de Jamil y, por tanto, corresponsable de la monstruosa quiebra bancaria.
En el campo internacional ha posicionado positivamente a nuestro país, por su consecuente política económica y social, a tal punto que afuera lo han tomado como modelo para salir de la pobreza, dado el éxito en crecimiento, reducción de desempleo, marginalidad y mejora de otros indicadores, tal como lo reconoce la Cepal, además de la última medición hecha por una empresa mexicana del alto nivel de excelencia del presidente Correa.
Fiel al mandato popular y a su conciencia revolucionaria, ha impulsado los cambios para la vigencia plena de la actual Constitución, pese al sistemático bloqueo de la oposición. La reforma en la justicia es uno de los logros más trascendentales de su gobierno. Cada vez se baña de pueblo para consultar al soberano acerca del camino que debemos seguir para afianzar la Revolución Ciudadana, taponando los intentos golpistas de la derecha reaccionaria que aún sueña con recuperar el viejo país de sus privilegios.
Por todo esto le pedimos, compañero Presidente, que acepte la reelección, para avanzar seguros hacia la consolidación del Socialismo del Siglo XXI, con un gobierno patriota, digno, altivo y soberano, incluyente y ético.
Es el mayor sueño de la sociedad ecuatoriana.