Una política es un principio o propuesta de carácter universal, que debe normatizarse para que el Estado cumpla con la misma. Es la garantía de los derechos humanos. Sobre el adulto mayor se enuncian aquí solo dos políticas: “la pensión universal” y “la prestación universal de servicios sociales de calidad”.
La pensión universal se va logrando en el país a partir de aquellas jubilares del IESS, pero como estas apenas alcanzan al 20% de la población, y mientras se incrementan en el futuro hasta que cubran a todos, hay actualmente dos mecanismos que, aunque modestos, contribuyen a cumplir con esta política, al menos de modo transitorio: uno es la pensión del Seguro Social Campesino, que alcanza un monto de 70 dólares mensuales, y el otro es el Bono de Desarrollo Humano de 35 dólares mensuales por persona, y que, por pareja, llega a 70 dólares, equiparándose al del SSC. Si bien este último cubre a un pequeño porcentaje de la población, el bono, en cambio, cubre actualmente a más del 50% de adultos mayores, y con un ritmo acelerado de incremento.
La prestación universal de servicios sociales de calidad se ejemplifica aquí con salud y educación. En salud ya están disponibles, de manera universal y sin costo directo para el usuario, los tres tipos de servicios: el curativo en todos los centros, subcentros y hospitales a los cuales se les refiere, incluyendo la provisión de medicamentos, el preventivo en cuanto es posible vacunarse y tener diagnósticos tempranos de diabetes, hipertensión, arterioesclerosis y otros, y el de promoción de la salud con actividades lúdicas, como la bailoterapia, y otras de capacitación en torno a la alimentación, la vida sexual y otras, como la creación y la recreación.
En educación, el campo apenas se ha iniciado con actividades de educación continuada, como la Universidad del Adulto Mayor con su programa pionero en la ciudad de Cuenca. Allí se educan los adultos mayores en el Buen Vivir, la gerontología, la comunicación electrónica (computación).
Estos ejemplos de políticas públicas para los adultos mayores deben apoyarse desde el máximo nivel político. Las actividades que cumplen los jubilados del IESS constituyen un buen ejemplo. Hay otros campos, como el de la vivienda, que deben proveer alternativas a los adultos mayores que se han quedado solos y para quienes el pago de arriendo podría ser muy oneroso; y el trabajo, que serán materia de otras entregas.