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El Telégrafo

Política internacional soberana y digna

24 de abril de 2013

Ha sido reconocida y aplaudida la reciente visita del presidente Correa a Alemania y a  otros países de la Unión Europea. Ella se inscribe en el marco de una política internacional soberana, de paz y amistad con todos los pueblos del mundo. Por ello se intensificaron las relaciones con China, Cuba, Irán, Venezuela, Rusia, entre otros.

Sus más enconados críticos reconocen cómo un firme opositor a los tratados de “libre comercio” logra con Alemania, acuerdos sin afectar el interés nacional, defendiendo a los productores, alentando, diversificando exportaciones y mercados, buscando inversión productiva, apoyo tecnocientífico en un marco de respeto, incentivos, seguridad y estabilidad. En sus propias narices aconsejó a los países europeos, muchos en tremenda crisis como Grecia, España, Italia, Chipre, que no sigan los consejos del Fondo Monetario porque sus recetas neoliberales junto a las estructuras capitalistas han sacrificado a  trabajadores, jubilados y pueblos enteros, sometiéndolos más.

Rafael Correa ha demostrado que sí se puede. Su praxis es un ejemplo para los países del Tercer Mundo, muchos  de los cuales están subyugados por imposiciones imperiales, encadenados a políticas perversas del FMI, Banco Mundial y otros, al igual que a endeudamientos leoninos.

Desde el comienzo impregnó celeridad y nuevos rumbos en las relaciones con el exterior, al igual que rescató el petróleo, expulsó a  los militares yanquis de la Base de Manta, repudió al Plan Colombia; ha luchado por el respeto a los principios de no intervención, autodeterminación de los pueblos y solución pacífica a los conflictos; dio aliento a la integración en solidaridad y el objetivo bolivariano de construir la Patria Grande en América Latina.

Ha buscado en Mercosur y el ALBA la aplicación de políticas comunes, ejecución de proyectos de infraestructura, energéticos, telecomunicaciones y financiamiento. Junto a Hugo Chávez, Raúl Castro y otros crearon la Celac y en Unasur hay alcances mayores. La Revolución Ciudadana ha salido por los fueros de la dignidad de la nación, la autoestima del pueblo; ha creado un ambiente de respetabilidad en el mundo. La palabra del Ecuador en los foros internacionales  ahora responde a nuestros intereses; la solidaridad con los pueblos es permanente al igual que el repudio a los abusos neocoloniales y guerreristas.

En la ONU nuestra voz es altiva y soberana; en la OEA no digamos, se hace respetar a la región, se han dado batallas contra super poderes que controlan organismos y políticas de supuesta defensa de los derechos humanos, en función de intereses de poderosos propietarios y gremios como la SIP. En este organismo justamente, con motivo de las deficiencias de la CIHD, se inició una gran batalla, con buenos auspicios; por ello, más temprano que tarde se triunfará definitivamente.

Por todo esto se vocifera desde los imperios y medios contra el gobierno, pero los pueblos y los migrantes ahora  visitados con frecuencia, son reconocidos en sus derechos, alentados y defendidos como nunca antes en la historia del país.

Esperemos que en este marco, muy pronto, con la República Popular Democrática de Corea, también ejemplo de lucha, sacrificio, dignidad y firmeza soberana, se establezcan relaciones como con la otra Corea, cuyos pueblos anhelan reunificarse.

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