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El Telégrafo

Polité, sistema híbrido oligárquico-democrático

19 de enero de 2014

Bajo el seudónimo de Tom Belvedere, un Ph.D norteamericano radicado en Cuenca, Ecuador, ha escrito un enjundioso libro sobre la Democracia, que me hizo conocer a raíz de mi artículo en este diario “Por una auténtica democracia”, en el que sostengo que esta es una utopía irrealizable en el sistema capitalista.

La historia respalda este postulado, me escribe, y sugiere un proyecto potencialmente fructuoso: “entrevistarse con las tribus ecuatorianas sobre la democracia”. Les asigna perspicacia insólita en la materia.

Aporta argumentos de Aristóteles y Montesquieu. Aristóteles describió un sistema que, en su estimación, era mejor que una democracia: un polité, sistema mixto, híbrido de oligarquía y democracia, donde la clase media es preponderante.

De Montesquieu aduce dos citas: "Es imposible que la riqueza no dé el poder" y "Él que tiene el dinero siempre es el dueño del otro". Así que EE.UU.: nunca tuvo una democracia.

Me concentro en el poder regulador que tiene la clase media, que devela la importancia en último término de una sociedad sin clases.

¿Qué pasa en la ‘democracia’ gringa? Los ricos se están volviendo más ricos, los pobres más pobres, y la clase media más pequeña, como lo demuestra Tom con estadísticas. El quintil con menos ingresos (el 20% de los estadounidenses más pobres) en 1968 recibió el 4,2% del ingreso nacional; en 2012, su porcentaje cayó a 3,2%. En cambio, el porcentaje destinado al quintil más rico incrementó de 42,6% al 51,0% durante el mismo período.

En Ecuador, la clase media, según informe del PNUD, representaba el 14% de la población en 2003; en 2012 aumentó a 35%.

La polité de EE.UU. ha sido reemplazada por un sistema oligárquico.

Para Aristóteles era evidente que la asociación política mejor era cuando la formaban ciudadanos de regular fortuna. “Lo que evita que se forme ninguna preponderancia excesiva" y que la polité se vuelva eventualmente oligarquía. Lo que concuerda con las dos observaciones de Montesquieu sobre los ricos. En la polité estadounidense la clase media se debilitó económicamente a tal grado que no pudo más equilibrar a las otras clases.

Tom deduce que un nuevo paradigma de democracia para hoy es preparar la gente a ser ciudadanos o sea empoderarlos (todo lo contrario de lo que está haciendo la oligarquía). El remedio está prescrito por Alexis de Tocqueville: “Para que una democracia pueda gobernar, hay que tener ciudadanos, es decir, gente que se interesa en los asuntos públicos y que tiene la capacidad y el deseo de participar en ellos. Siempre hay que volver a este punto fundamental".

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