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El Telégrafo

Plan de atracción de inversión extranjera productiva

28 de agosto de 2012

Si bien es cierto que el Código de la Producción es una estimulante herramienta para la inversión  extranjera directa de primer nivel, en nuestra opinión no alcanza y es necesario diseñar una política adicional más ambiciosa todavía, para acelerar la generación de “empleo pleno” y el desarrollo de las zonas limítrofes abandonadas de frontera, alejadas de las ciudades actualmente pobladas.

Donde tenemos que incurrir en el costo del cuidado y protección de las mismas, por los riesgos de incursión de las guerrillas, el narcotráfico, el contrabando general y de armas, la migración ilegal, entre otras amenazas reales que atentan contra el buen desempeño de la economía, debido a las externalidades negativas, por los costos económicos y sociales que generan todas estas actividades ilícitas hoy.

Ahora tenemos la gran oportunidad histórica, mediante los modelos de gestión de concesiones combinadas con las “amigables prácticas ecológicas y ambientales” de poder utilizar los recursos naturales disponibles para producir, mediante las industrias estratégicas, la gran riqueza natural y biodiversidad existente. Para construir riqueza y prosperidad real, mediante el desarrollo de “fronteras vivas”, diseñando ciudades futuristas, con todas las facilidades y tecnologías de la modernidad, e integradas al concepto de “ciudades digitales bosques”, con infraestructura de primer mundo, donde podamos realmente diseñar zonas francas para el comercio exterior, proyectos sostenidos de maquila y transferencia tecnológica de producción aplicada a la pequeña, mediana y gran industria del país.

Pudiendo, además, optimizar el “ecoturismo”, negocio donde el país tiene enormes oportunidades, combinadas con la práctica de deportes extremos, debido al entorno paradisiaco en un país que tiene todo; lo mejor de los climas, reduciendo las excesivas dificultades extremas, como nieve permanente, fríos intensivos; e inundaciones extremas, que afectan directamente a la producción, de toda clase de bienes y servicios.

Allí es donde surge la oportunidad de diseñar políticas públicas, creando fuertes estímulos, donde podamos dimensionar un ambiente de cero tributación por 25 años y podamos capitalizar lo que gastamos como país en cuidar las fronteras, los costos de fumigación aérea contaminante, los excesivos gastos militares en que incurren países como EE.UU. y Colombia, que podrían ser socios estratégicos, mediante un adecuado convenio de inversión intensiva en infraestructura, que potencialice las zonas clave para diseñar este nuevo desarrollo económico, político y social.

¿Por qué no soñar en replicar experiencias como en su momento fueron Sao Paulo Singapur o Dubái? La planificación y el trabajo es ahora, para aspirar en 2020 a estar entre las economías, que alcanzaron el desarrollo y figurar como parte de los mejores países del mundo civilizado para vivir, trabajar y vacacionar. La cosecha del buen futuro se siembra hoy.

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