Para la evaluación de la restricción vehicular del Pico y Placa, el Municipio cuenta con un informe de 44 páginas firmado por delegados del Observatorio de la Movilidad y de otras instituciones. Es de esperar que se atiendan también observaciones de ciudadanos, como la que motiva este artículo.
No hay duda de que la Ley de Tránsito sobre Pico y Placa es necesaria y produce resultados positivos al retener 80.000 vehículos fuera de circulación diariamente, mañana y tarde, y de que tendrá que radicalizarse extendiéndola a todo el día, una vez que se tomen medidas adecuadas para mejorar el transporte público y racionalizar la semaforización. Es una ley dura, pero indispensable, cuya práctica carece, sin embargo, de lógica en algunas instancias, como paso a ilustrar.
Uno de mis hijos, con su esposa e hijos y un cuñado con su hija, todos de nacionalidad americana, vinieron de los EE.UU. a pasar la Navidad y Año Nuevo en Ecuador. Los invitamos a pasar unos días en Mindo, hacia donde nos dirigíamos el 26 de diciembre, después de superar un problema. El agente turístico, con quien habíamos contratado transporte para 13 personas, se presentó con uno para 9, y tuvimos que sacar el vehículo propio, sin percatarnos de que era día de Pico y Placa, del que, en todo caso, estamos exceptuados por ser de la tercera edad. Nuestro hijo tomó el timón con mi esposa a su lado.
Minutos antes de las 9:30 nos pararon dos policías por la Av. Occidental. Por no ser mi esposa quien conducía, aunque iba de copiloto, tocó ir al patio de la Policía Nacional, donde el vehículo quedó retenido por 24 horas, frustrándose el paseo.
Dado que el objetivo específico de la ley es restringir el tráfico de vehículos, ¿qué lógica hay para permitir que circulen los que pertenezcan a personas de tercera edad, pero solo si son conducidos por ellas y no por su chofer o un familiar que las acompañen. Y esto en cualquier circunstancia, hasta en situaciones de emergencia?
Al menos, los policías, en estos casos, podrían estar autorizados para retener el vehículo in situ mientras termina la hora del Pico y Placa.
Hay un agravante cultural para tener también en cuenta en la evaluación y tomar medidas pertinentes. Perdura la costumbre de la coima. Se siguen presentando casos de conductores que, con dos billetes de 20 dólares pasados discretamente al policía, han evitado la retención y multa. Y se vanaglorian de ello. O sea que la falta de ética de parte de conductores y policías sigue siendo parte del problema por resolver.