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El Telégrafo

Periodistas obsesionados

21 de abril de 2012

El periodista obsesionado se caracteriza por su inútil repetición de temas y visible acoso a quienes considera sus adversarios, a tal extremo que, de no corregir ese comportamiento enfermizo, puede caer en un estado de postración mental. Se registran casos de columnistas obsesionados que en sus escritos cansinos tildan al Presidente de la República de insultador, tirano, enemigo de la prensa “independiente” y difunden cualquier hecho, aunque intrascendente, para levantar oleaje de escándalo mediático en su intención de causar daño al régimen.

No encontrando de qué hablar o redactar, aprovechan de la furia de la naturaleza, para culpar al Gobierno de la trágicos efectos de ese fenómeno telúrico. Azuzan a los estudiantes a protestar por el cierre de 14 universidades de categoría E, en lugar de apoyar la decisión de combatir el fraude y el engaño en el sistema educativo.

Se olvidan los desatinados columnistas y comentaristas que entre otras de sus cualidades y condiciones constan: “Apreciar méritos, que otras personas no ven y que sean  dignos de ser tenidos en cuenta; conocer las necesidades del sector en que nos movemos, para fundamentar debidamente nuestro comentario; y retener la pasión que enturbia la claridad y objetividad precisas”. Insurgen otros que fungen de filósofos y eruditos como cuando titulan: “Dijo usted esquizofrenia en el correísmo”.

Ignoran que pedir apoyo a la prensa “independiente” para la campaña de ayuda por el desastre de las inundaciones y por un Ecuador sin mendicidad es clamor generalizado al comprobarse el silencio de ese periodismo privado que a ratos se olvida de su noble misión. A los críticos sin dirección les recordamos que no se convence con frases enciclopédicas. “Los diccionarios ilustran, pero no forjan opinión”.

El periodista de opinión debe ser ejemplo de rectitud en el análisis de los temas. Sencillo, veraz y jamás injuriar a quienes supone sus adversarios. El columnista frustrado y adulador es mejor que arroje su pluma al camión  recolector. El articulista es libre de cuestionar con argumentos el criterio del Primer Mandatario, de exigir al servidor público fidelidad a los principios de la Revolución Ciudadana.

Pero es un absurdo afirmar que se vive en una dictadura, si rige la división de las cinco funciones del Estado, no hay medios de comunicación clausurados y los periodistas de televisión, radio y medios impresos se desenvuelven en agresiva campaña contra el régimen. ¿Dónde radica la tiranía de Rafael Correa? La obsesión es dolencia de los mediocres. Es un derecho ubicarse en la oposición, pero no olvidarse de respetar el honor y la dignidad de los demás.

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