Varias reuniones entre periodistas y científicos han revelado el escaso compromiso de los medios de comunicación con la divulgación de la ciencia, reflejado en el reducido espacio que destinan al conocimiento científico e incluso en los errores surgidos de la no especialización del periodista que alguna vez aborda la ciencia.
Acaban de realizarse en México el 9º Taller de Periodismo Científico y en España el seminario La ruta de la evolución: Atapuerca. Los dos eventos periodísticos coinciden en la necesidad de difundir la ciencia entre la población, la que cada vez es más exigente con la calidad de información que recibe.
El poco espacio destinado a la ciencia va en relación inversa al espacio otorgado a lo superfluo, a la moda tecnológica y a uno que otro hallazgo científico cuya difusión no comprometa los intereses del poder, incluido el mediático.
Sobre este asunto, el presidente de El Universal de México, expresa: “La desigualdad, la contaminación, la pobreza, no reconocen fronteras y ante esta realidad, los periodistas científicos tienen la posibilidad y la responsabilidad de ayudar a evitar que tantas personas continúen por la senda del egoísmo, de ese actuar individual que ignora los importantes desequilibrios”.
Gran parte de profesionales de la comunicación se sienten recelosos de acercarse a la temática científica, porque la investigación, cada vez más amplia y compleja, exige la especialización del comunicador; el conocimiento y estudio de la ciencia, de su método, su rigor, sus demandas de comprobación y credibilidad, es el único camino para que la simple opinión muchas veces expresada sin fundamento sea respaldada por datos contrastables.
Estamos rodeados de ciencia: nuevos materiales, aparatos, vehículos, fármacos, etc., que invaden nuestra cotidianidad, pero nos hemos alejado del sustento de esta modernidad, que es la ciencia. Toda ciencia bien difundida es un “arma contra la pobreza y arma de liberación”, pues permite a los individuos y a los pueblos conocer los logros que la humanidad alcanza en función de mejorar la calidad de vida. El conocimiento despierta dudas, genera mentes críticas y concientiza sobre los derechos de las personas.
Hundir a los pueblos en la desinformación, ha sido una práctica común para mantener los sistemas político-económicos inequitativos, las ideologías de dominación y el poder financiero. La ciencia abre los ojos a la personas por lo que el periodismo necesita nutrirse de ella y entregarla a la sociedad para que tenga sentido.