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El Telégrafo

Patrón Galito

25 de abril de 2013

Los huasipungueros de la hacienda Zuleta y las hábiles indígenas que bordaban hermosas blusas y camisas le llamaban así, con reverencia aprendida a latigazos desde la Colonia: Patrón Galito. Y patrón Galito sonreía magnánimo, condescendiente, con talento de capitalista moderno, que sabía que el indio rendía más y mejor si se le despellejaba con guante de seda, si se le alimentaba al menos con la atención brindada a las enormes vacas de la hacienda.

Lo que ignoraban sus huasipungueros y sus bordadoras es que Patrón Galito iba pronto a ocupar la Presidencia de la República, desde 1948 a 1952. Y es que a su vez los patrones principales, los amos de Washington, lo tenían prefabricado desde antes para tan altas funciones. Efectivamente, John Gunther, periodista norteamericano que circulaba por los pasillos de la Casa Blanca, hizo el anuncio correspondiente al publicar en 1942 su libro “El drama de América Latina”, en que estampa estas bellísimas frases:

Es un hombre de unos treinta y cinco años, de buena presencia, de voz suave y vigorosa…Plaza fue Ministro de Guerra durante cuatro años. Es enteramente partidario de los norteamericanos…Durante un tiempo se divirtió organizando corridas de toros…Fue Galo Plaza quien tomó la iniciativa de fundar una escuela norteamericana en Quito…Fue también el hombre que impidió que el Ejército se rebelara contra el presidente Arroyo del Río…Galo Plaza será algún día Presidente del Ecuador.

¡Y cómo no iba a serlo si lo había resuelto así la Casa Blanca! El patrón de los indios de Zuleta, Patrón Galito, tenía por encima patrones inmensamente más altos y poderosos, comenzando por su permanente auspiciador, Nelson Rockefeller, dueño de la empresa petrolera más grande en la historia del mundo, y de latifundios en el Ecuador, como Coffea Robusta, en el cantón Balzar.

En cuanto a que Patrón Galito impidió que los militares se rebelaran contra el tirano Arroyo del Río, cierto, muy cierto, y esto porque, para Washington, el tirano guayaquileño era el “Apóstol del Panamericanismo”; de ese panamericanismo que nos sacrificó en Río de Janeiro para que la petrolera de Rockefeller se apoderara de los territorios amazónicos que históricamente pertenecieron al Ecuador. Consecuentes con ello, Galo Plaza y Camilo Ponce Enríquez respaldaron el Protocolo de Río e hicieron público en la prensa ese respaldo al solicitar que el Congreso Nacional ratificara el vil instrumento.

¡Y hay quiteños que no se inmutan al ver que una anterior administración municipal recortó el nombre de la avenida Diez de Agosto -símbolo de la patria- para implantarle el nombre de Patrón Galito. Vergüenza sobre vergüenza.

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