Cifrar el éxito en el triunfo económico o en poseer una alta dosis de honores es un grave error. “No hay secretos para el éxito. Este se alcanza preparándose, trabajando arduamente y aprendiendo del fracaso” (Colin Powell).
Dejar el éxito al destino o creer que la suerte veleidosa puede proporcionar altas dosis de felicidad nos lleva a sumergirnos en el pozo oscuro del fracaso. Podemos soñar algo, pero es preciso transformarlo en una meta, en decisiones y en obras. Un triunfador es aquel que conoce el camino, transita sin detenerse y es capaz de soportar las vicisitudes que se presentan.
Por ello, si pides a Dios que te ayude, ten en cuenta que depende de ti esforzarte y perseverar para hacer que suceda. ¿Cómo puedes lograr que llegue el éxito a tu vida? Sigue estos tres pasos:
1) Ten siempre en tu mente una meta bien definida. Visualiza un objetivo, persigue un anhelo, mantente bien dispuesto y procura seguir adelante. Define con claridad tu meta, señala caminos, diseña proyectos y confía plenamente en tus posibilidades.
2) Pon los medios necesarios para conseguir lo que te has propuesto. Una vez que ya tienes la meta, el segundo paso es buscar los medios para conseguirla. Si la meta es incrementar tus ingresos, busca las oportunidades adecuadas para conseguirlos, y pon fuerza de voluntad para hacer algo productivo desde casa, teniendo en cuenta tus habilidades.
Si deseas cuidar tu salud, deberás potenciar tu actividad física, alimentarte bien, descansar el tiempo necesario, mantener tu mente activa, mostrarte optimista y ver en todo momento el lado bueno de las cosas.
3) No pongas límites a tus posibilidades. No vivas de lamentos y no hagas caso a los que te invitan a detenerte. Deja ya de pregonar los tropiezos de tu pasado. Me decía un buen amigo: “No importa lo que fuiste, lo que realmente importa es aquello que quieres ser”.
Ten siempre en cuenta la sabiduría de Albert Schweitzer: “El éxito no es la clave de la felicidad. La felicidad es la clave del éxito”. Da lo mejor de ti mismo a tu familia, a tu trabajo, a los que amas y a la sociedad. Procura sacar provecho a todo el potencial que tienes, intentando que, por donde pases, queden tus huellas.
El éxito no radica en triunfar a toda costa, sino en no desanimarse nunca y perseverar en lo que haces.
A propósito, cabe recordar la frase de Ludwig Van Beethoven: “El genio se compone de 2% de talento y del 98% de perseverancia y aplicación”.
Pon lo mejor de tu parte y te aseguro que Dios pondrá el resto. Tener éxito en la vida no es llegar a tener mucho dinero y fama, sino realizar puntualmente aquello que tanto deseas.
El secreto del éxito de la apasionante aventura humana está en prepararse con ahínco y aprovechar la ocasión cuando se presente. No dudes, confía en ti, y mantén bien dispuesta tu fe en Dios. Recuerda siempre que una mente llena de dudas y un corazón incapaz de amar no se pueden concentrar en la victoria. La confianza en uno mismo es la clave del éxito.