La sostenibilidad implica llegar a un futuro de bienestar a través de acciones equilibradas, justas y lógicas en el presente.
Normalmente vinculamos lo “sostenible” al turismo porque gran parte de él está ligado a la naturaleza que lógicamente debe ser preservada si queremos continúe siendo fuente de ingresos, pero sobre todo de agua y biodiversidad.
También las ciudades pueden ser sostenibles, a través del reciclaje de sus desechos, control y compensación de su contaminación, educación de sus habitantes. Claro que ni la naturaleza ni las ciudades serán sostenibles si un país no se propone serlo.
Nuestro turismo aún no es sostenible. Hay demasiada tala, depredación, contaminación, piratería, mínimo reciclaje, pocos productos locales y ausencia de leyes e incentivos, como para vislumbrar un buen futuro.
Sin embargo, el país en su conjunto sí da claras muestras de que va hacia la sostenibilidad al implementarse desde el Gobierno acciones equilibradas y justas en muchos campos.
Al sanear el sistema educativo, evidentemente habrá un buen futuro para los actuales niños y jóvenes. Al legislar en favor de la naturaleza hay esperanzas de que se salve si vienen las acciones que hagan cumplir lo legislado.
La equidad de género es un factor de equilibrio y sostenibilidad social y familiar. La expansión acelerada de la seguridad social y laboral aseguran la sostenibilidad de nuestras fuerzas productivas.
La sostenibilidad de nuestros recursos naturales, a través del cambio de matriz productiva se alcanzará cuando dejemos de ser grandes exportadores primarios y nuestra producción tenga alto valor agregado y diversificación que abastezca al mercado interno y al foráneo... en ese orden.
De hecho, un destino turístico es sostenible no solo cuando tiene buenas prácticas ambientales y laborales, sino cuando, por ejemplo, al entrar a un supermercado, encontramos más productos locales artesanales y de pymes, que productos industriales e importados.
Actualmente nuestros supermercados rebosan de productos extranjeros, asegurando un esquema no sostenible destinado al colapso económico del país; y en las tiendas de ciudades pequeñas existen pocos productos locales que muestren sanos procesos de productividad familiar.
Evidentemente el presidente Correa está conduciendo nuestro país a la sostenibilidad, asegurando el bienestar de las siguientes generaciones. En la medida que el Presidente tome cartas en el turismo, este también será sostenible y, de hecho, deberá liderar la sostenibilidad de Ecuador.