Alianza PAIS (AP) impulsó en las últimas semanas un cronograma de recarnetización, con la finalidad de restablecer una actualización en la base de datos de su militancia y, obviamente, fortalecer vínculos directos con la población que se siente identificada plenamente con el proyecto de la Revolución Ciudadana.
¿Es ventajoso impulsar una depuración de este tipo y a la vez una convocatoria que amplíe las estructuras militantes? Desde luego que sí, ya que aquello permite intensificar una tarea en equipo al interior del movimiento y dinamizar aspectos operativos necesarios en la cimentación partidaria. Es plausible que una agrupación política mantenga nexos constantes con sus allegados y que a través de actividades diversas exponga su ideario y plan programático.
Alianza PAIS mantiene un doble desafío: sostener una conducción política en la cosa pública, acorde a las exigencias populares y en la compleja perspectiva de modificar los pilares neoliberales en los cuales se ha asentado el Estado ecuatoriano en la última etapa de su ciclo republicano -los mismos que no han respondido a la ansiada igualdad socioeconómica y, al contrario, lo que han generado es una laceración social- y, a la vez, erigirse como un movimiento con postulados progresistas que mantengan el anhelo del Buen Vivir en el contexto de la radicalización de un proyecto transformador tendiente a generar conciencia militante.
En AP debe existir el pleno convencimiento de forjar innovadoras trincheras de lucha, como propósito revolucionario y como consigna de reivindicación política desde la esfera socialista. Sin embargo, de los logros conseguidos aún tenemos un largo camino en el afán por alcanzar el triunfo definitivo, esto es, desterrar la pobreza y las inequidades humanas.
¿De qué sirve obtener un carné de afiliación a un partido político? Pues sirve como mecanismo simbólico de compromiso con sus lineamientos ideológicos y como ejercicio práctico de actitud orgánica en el marco de los derechos políticos adquiridos por la ciudadanía. Lo fundamental es que tal responsabilidad sea asumida con un trabajo que propenda a contribuir al fortalecimiento de las bases afines al movimiento.
En ello, PAIS tiene que regresar la mirada a los territorios comunales, barriales, parroquiales, para arribar a una reestructuración de sus núcleos cantonales y provinciales. En ese sentido, AP debe acoger el sentir de sus adherentes que reclaman un recambio de las cúpulas dirigenciales, con el objetivo de que el remozamiento de líderes se plasme en una realidad convincente, con lo cual, además, se garantizaría una orientación partidaria abierta al cauce pluralista, tolerante y de inclusión con sectores sociales que han sido apartados de AP por la mezquindad, ceguera y cálculo particular y grupal.