Publicidad

Ecuador, 27 de Septiembre de 2024
Ecuador Continental: 12:34
Ecuador Insular: 11:34
El Telégrafo

“Orgullo y prejuicio”

16 de julio de 2013

El titular no hace referencia a la famosa novela de Jane Austen. Más bien me interesa plantear que los seres humanos frecuentemente tememos lo diferente, nos alejamos, luego estigmatizamos, discriminamos, separamos, denostamos. Ni siquiera llegamos a conocerlo, pero ya hemos prejuzgado y condenado. Para una persona homosexual vivir en nuestro país, al igual que en muchos de América Latina, resulta un verdadero infierno. Y eso a causa de la supuesta “normalidad” de aquellos que nos consideramos heterosexuales.

Hay una lista de países ideales para vivir de la comunidad GLBTI, entre ellos figura Holanda, que fue el primer país que aceptó que las parejas del mismo sexo pueden adoptar niños.  Islandia, que es el primer país en tener la Primera Ministra abiertamente homosexual. Suecia, donde las fuerzas militares no discriminan a los homosexuales que desean alistarse en el Ejército. Canadá, donde la adopción es legal en nueve de sus provincias. En España es legal el matrimonio entre personas del mismo sexo y pueden adoptar niños.

Entonces, ¿mejor que se marchen a estos países? Por supuesto que no. Mi planteamiento es que debemos avanzar en fuertes alianzas entre gays y heteros, en espacios plurales que permitan irradiar un sentido, no de una distante tolerancia sino de alianza, para romper con los prejuicios de la supuesta mayoría heterosexual.

Hay una agenda de esta comunidad que debe ser escuchada y debatida: el tema de que conste el género en la cédula en lugar del sexo sería una medida que facilitaría enormemente una aceptación no solo social, sino institucional. El matrimonio igualitario ha sido una reivindicación que, más allá de su conservadurismo, por lo caduco de la institución matrimonial, se fundamenta en la  igualdad de derechos, sin importar la orientación sexual, que garantiza nuestra Constitución.

La reciente marcha del Orgullo Gay en varias ciudades del país es de verdad una celebración, como lo manifiestan: “La reivindicación la ejerceremos desde la conmemoración de todo este largo proceso en contra de la discriminación y por la igualdad social y de derechos. Pero también desde la celebración de la diversidad y la libertad de ser quienes somos y amar a quienes queramos” (www.orgulloecuador.com).

David M. Halperin, profesor de Teoría de la Sexualidad, de la Universidad de Michigan, en su reciente libro “How to be gay”, plantea que ser gay “no es un estado o condición. Es un modo de percepción, una actitud, un ethos: en resumen, es una práctica”. Es decir, se relaciona a lo cultural. Sabemos que cada día que pasa una persona gay en el “armario”, se vuelve un poco más loca, por el infierno en el que vive. Por ello, creo que es momento de tender puentes entre aquel buen vivir que decimos construir con una aceptación auténtica de esta diversidad.

Contenido externo patrocinado