Publicidad

Ecuador, 29 de Septiembre de 2024
Ecuador Continental: 12:34
Ecuador Insular: 11:34
El Telégrafo

¿ONG o movimiento social?

19 de diciembre de 2013

Algunas preguntas dan las vueltas en estos días cuando ciertas ONG se atribuyen la representación del movimiento social y de la misma ciudadanía: ¿Dónde están los movimientos sociales que adquirieron prestigio y presencia política en los noventa? ¿Cuántos de ellos sobreviven bajo sus mismas lógicas? ¿Sus banderas de lucha (de existir todavía esos movimientos) son las mismas para ahora? ¿Las demandas por las que luchaban están contenidas en la Constitución de Montecristi?

El documental de ‘Pocho’ Álvarez sobre Fernando ‘Conejo’ Velasco evidencia cómo ha cambiado el país hasta en esos espacios donde algunos nuevos ‘movimientos sociales’ se olvidan de lo alcanzado y las nuevas lógicas de la misma dinamia social. Algunos pensadores contemporáneos del ‘Conejo’, que ahora están en los espacios más liberales y de derecha, eran en ese momento motores reproductores del pensamiento marxista y de estrategias de lucha radicales, teniendo al partido como herramienta para tomar el poder total. Salvo los que pensaban ya en el movimiento indígena como cuerpo orgánico distinto, el resto no creía en los movimientos sociales que luego hundieron a los partidos de izquierda tradicional.

Bastaría con revisar algunos titulares y notas de los periódicos nacionales en los años noventa para entender que la prensa de ahora estaba apuntalada en la duda de la real valía del movimiento social y lo confundieron siempre como brazos de la izquierda. Incluso, hubo críticas acérrimas y ácidas a la labor de las ONG vinculadas con los movimientos obrero, indígena, ecologista y de mujeres de aquellos años.

¿La Constitución de Montecristi opacó a ese movimiento social, no por represión o anulación jurídica, sino porque absorbió sus demandas y ahora solo les queda las banderas de la libertad de expresión y de prensa? Parecería que se quedaron colgados con los mismos argumentos, pero en circunstancias y momentos distintos.

¿Qué entienden ahora por participación las ONG que se oponen a las políticas públicas (entre ellas las de regulación) del Gobierno? ¿Los dirigentes indígenas y sindicales históricos no participaron de la política en puestos y direcciones estatales? ¿No fueron ellos demandantes de participación ciudadana plena y en donde estaban impusieron sus visiones y programas políticos a tabla rasa?

Si hay crisis en el movimiento social ecuatoriano (desde inicios de este siglo) no es precisamente por la ‘política represiva’ del actual Gobierno, como justifican algunos dirigentes y analistas. Quisiera creer que es por una ausencia de reflexión real y objetiva de su propia dinamia, pero en realidad es porque siguen cometiendo el pecado de siempre, que llevó al hundimiento de los partidos de izquierda tradicionales: poner discursos de la sociedad civil y de los ciudadanos en boca de dirigentes partidistas para justificar con ello cierta moralidad y supuestas neutralidades frente al poder. Y con ello, en verdad, dinamitan el espíritu poderoso del movimiento social ecuatoriano.

Contenido externo patrocinado